¿Qué estudiar en la era post-covid?
Ha llegado el momento de formarnos para saber identificar los desafíos y las oportunidades que se nos van a plantear en esta nueva etapa, pero, ¿qué estudiar en la era post-covid? Vivimos tiempos de mucha incertidumbre en los que los jóvenes deben pensar muy bien qué estudiar de cara al futuro.
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Convertir los problemas en oportunidades es a menudo la clave del éxito de algunas grandes ideas empresariales. Anticiparse para dar respuesta a las que serán las demandas futuras, adaptándose a las necesidades de cada momento, es también una estrategia para la supervivencia de las empresas. La realidad evidencia que solo gestionando ambas del mejor modo posible lograremos maximizar el resultado de los esfuerzos que seguro deberemos hacer en el periodo de recuperación.
José Vera, docente de los Cursos Online Universitarios del área de RRHH de la Escuela de Negocios de la UEMC, afirma que “es difícil hacer extrapolaciones y dar recomendaciones en estos tiempos tan VUCA que nos está tocando vivir”. Sin embargo, desde hace varios años aconseja a sus alumnos que se esfuercen en adquirir una formación de base lo más generalista posible. “Que vuelvan casi a los tiempos de la antigua Grecia o a los del Renacimiento. Que se centren en estudios básicos, muy amplios, sin centrarse en especializaciones”.
De este modo, añade el docente de UEMC Business School, con una formación de base más generalista y más amplia, en la que convivan las clásicas Ciencias y Letras, “el alumno podrá afrontar la especialidad que elija con mucho mejor criterio y, sobre todo, con unos cimientos de conocimiento mucho más sólidos. Dado que las personas de las próximas generaciones tendrán que cambiar varias veces de empleo y de especialidad a lo largo de su vida, dicha formación de amplio espectro les permitirá ser mucho más empleables y poder adaptarse de forma rápida y eficaz a nuevos proyectos profesionales”.
Laura María Vázquez Viaño, docente del Máster Oficial Online en Dirección y Gestión en Marketing Digital y Social Media, piensa todo lo contrario. En estos momentos, afirma, “hay que buscar formación muy especializada en instituciones realmente contrastadas en términos de reputación académica y con gran cantidad de docentes que sean profesionales en activo en empresas punteras”.
En estos momentos, todos tendríamos que ser capaces de imaginar los diferentes escenarios que se puedan presentar en todos y cada uno de los aspectos de la vida: sanitario, social, laboral, económico, medioambiental, etc. con el fin de poder reaccionar de la mejor forma posible ante la incertidumbre que se ha generado.
Habilidades directivas
La importancia de los idiomas, el talento digital, las dotes de liderazgo, la ética, la responsabilidad y el desempeño, unido al esfuerzo de conseguir resultados con creatividad y trabajo, mucho trabajo. Todas estas habilidades son necesarias para incorporarse al mercado laboral en estos momentos.
Son muchas las empresas que ya no volverán a retomar su forma tradicional de proceder, o al menos no lo harán para un porcentaje alto de sus profesionales. Multinacionales como Twitter, Google, y otras del sector de las tecnologías de la información son fácilmente adaptables, y ya proponen a sus trabajadores no volver a las oficinas de forma permanente. Pero otros sectores lo tienen más complicado porque no percibían la transformación digital como la palanca necesaria para sus proyectos.
Un artículo de la Harvard Business Review argumenta que los proyectos de transformación digital son una extensión de las capacidades humanas de una empresa. Cuando no reconocemos que incluso las tecnologías más complejas son simplemente la extensión de las habilidades humanas, nos preparamos para el fracaso, ya sea que estemos transformando nuestros procesos, nuestros modelos de negocios, nuestros dominios o la cultura de nuestras organizaciones.
Lamentablemente, en los meses de pandemia ha quedado comprobado que la productividad de los equipos y el avance de los proyectos no depende tanto de las aplicaciones y la tecnología, sino del capital humano capaz de liderar los proyectos y mantener el pulso de organizaciones. Por ello, las compañías que mejor sobrevivan a esta crisis son las que sus trabajadores posean habilidades como: resiliencia, flexibilidad, capacidad de aprendizaje, pensamiento crítico y perseverancia, cualidades necesarias para liderar los proyectos a distancia.
La más importante, para José Vera, es la capacidad de adaptación a lo nuevo. Pero también destaca las que citamos a continuación:
- Compromiso para asumir responsabilidades.
- Facilidad para desaprender y volver a aprender. Formación continuada.
- Autonomía. Capacidad de tomar decisiones con poca supervisión.
- Adaptación a la digitalización.
- Flexibilidad, en su sentido más amplio.
- Empatía. Capacidad para trabajar en equipo.
- Gestión de la Diversidad, de todo tipo.
- Auto-emprendimiento.
Pero, ¿cómo será el mundo después de la Covid-19? Tal vez no cambie demasiado. La humanidad ha sufrido muchas pandemias a lo largo de su historia y, al parecer, no hemos sido capaces de aprender demasiado, aunque siempre ha sobrevivido.
“Posiblemente no cambie el fondo, pero sí las formas. Las relaciones sociales tardarán en volver a ser lo que eran. Se incrementará la desconfianza mutua. El teletrabajo tomará carta de naturaleza, no al cien por cien, pero sí de forma híbrida. Las comunicaciones virtuales a las que nos hemos acostumbrado, reducirán el número de desplazamientos. El contacto personal ya no será ni tan fácil ni tan frecuente. La mecanización, robotización, digitalización, etc. van a suprimir muchos empleos manuales y se incrementarán los trabajos más intelectuales. Por ello, la formación tendrá que sufrir un cambio radical”.
¿Cómo afectará la pandemia a las Ciencias, a la Sociología, a la Medicina, al Periodismo o al Marketing? Laura María Vázquez se centra en el Marketing y explica que hace unos años se hablaba de las segundas pantallas como una metáfora del uso de móviles y tablets en paralelo al consumo de la televisión. “Con las medidas de confinamiento y restricción de la movilidad, hemos descubierto que todo nuestro tiempo de atención y productividad pasaba a ser intermediado por pantallas, tanto la del ordenador como la del móvil”.
Absolutamente todas las actividades han contado con un porcentaje de uso de una pantalla: comprar, leer, entretenerse, comunicarse con familiares y amigos… Aunque las consecuencias negativas pueden estar en el perjuicio a la salud y a las relaciones personales que esto suponga, en el lado positivo encontramos que en apenas unos meses se ha producido un salto de años en la incorporación e integración de ciertas tecnologías digitales en nuestra vida diaria.
Y lo que es más importante, añade la docente de Marketing, “ese salto ha sido transgeneracional, algo nunca visto antes. Todas las generaciones, sin importar su edad, se han acostumbrado al mismo tiempo a las comunicaciones por redes sociales, rompiendo la barrera de la edad como límite entre digitales y no digitales. De este modo, desaparecen por completo las fronteras entre marketing offline y digital, todo se ha entremezclado y digitalizado”.
Por lo tanto, el cambio radical en el mundo laboral exigirá un giro en los planes de formación tanto genéricos como individuales. Según el “World Economic Forum”, en la década de los años ochenta (del pasado siglo), la “esperanza de vida” del conocimiento era de 21 años. En el año 2021 es de 2,4 años. En el plazo de 5 años, uno de cada dos trabajadores necesitará realizar un “reskilling” de sus conocimientos.
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Por lo tanto, todas las materias pedagógicas van a necesitar una revisión, no sólo de sus contenidos, sino de la forma en que tendrán que ser impartidas. Posiblemente, la Universidad tendrá que replantearse su modelo de enseñanza y acercarse más a las necesidades de la vida real.
Así, “empresas y universidades tendrán que dejar de vivir, casi, espalda contra espalda. Tendrán que impartir conocimientos más amplios genéricos y dejar las especializaciones para un entorno más laboral y práctico. De este modo, las nuevas generaciones tendrían la oportunidad de adquirir una formación más holística que les permitiera elegir una especialización futura con menos posibilidades de fracaso y, al mismo tiempo, poder incrementar su empleabilidad con un rápido y fácil cambio de orientación profesional en el supuesto de que la necesidad lo exija”, finaliza José Vera.