España se remueve ante las críticas vertidas por un periodista del New York Time en su artículo titulado: «España, el país de las cenas a las 10 P.M, preguntaos si no es hora de cambiar los horarios». En este, el periodista, Jim Yardley, critica los hábitos de siesta de los españoles, sus horarios prime time, el cenar a las 22:00 horas y el salir de cañas y pinchos de tortilla entre semana. Este no es el único diario que ha cuestionado la forma de vida del país, en septiembre también lo hizo el Telegraph.

La respuesta de los españoles, en general, ha sido de crítica ante la cantidad de tópicos que hay en el artículo. La mayor parte de los trabajadores no se echan siestas ni muchos salen entre semana de tapas. Se reconoce que las cenas son tardías, al igual que la hora de irse a la cama, pero al mismo tiempo se defiende que en muchos puestos de trabajo el horario laboral se alarga a las ocho y nueve de la noche. Pero la cuestión fundamental que se debate es: ¿esto afecta a nuestra productividad?

Ya a finales de septiembre del año pasado, 2013, se puso sobre la mesa del gobierno la propuesta de adoptar el horario de Greenwich, un horario mucho más europeo que supone adelantar una hora. El ministro Luis de Guindos aseguró que el tema no iba a acabar en el cajón. Según este cambio horario la profesora Nuria Chinchilla advierte que supondría: “Fomentar la jornada continua, suprimir el descanso del desayuno y, sobre todo, hacer una parada como máximo de una hora para comer”. A estos habría que añadir el cambio de horario prime time, adelantando la emisión de estos contenidos una hora antes para que no acaben tan tarde y la gente se pueda ir antes a la cama.

Para poder tomar una decisión el Gobierno mandó realizar un estudio de los cambios, pero, ¿esto afecta realmente a nuestra productividad?

–El cerebro elimina toxinas por la noche permitiendo su buen funcionamiento por el día para ello necesita un mínimo de siete a ocho horas, aunque hay gente que con seis ya le vale no suele ser lo normal. No haber descansado lo suficiente conlleva una pérdida de productividad.

-Una buena concentración y eficacia no puede mantenerse de manera continuada sin descanso durante muchas horas. La eficiencia necesita de descansos cortos y de desconexiones para volver a retomar el trabajo. Las jornadas laborales hasta las 20:00 y 21:00 horas de la noche no generan productividad.

-La reducción de la jornada laboral y el aumento de una hora y media para el disfrute con los hijos, familiares y el ocio ayuda a la desconexión, la liberalización y por con siguiente a llegar despejado al día siguiente al trabajo y ser productivo.

La cuestión está en si seremos capaces de cambiar nuestros hábitos y si las empresas reducirán las jornadas laborales. Como dice la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe) somos uno de los países que pasamos más horas en el trabajo pero nuestra productividad está a la cola de Europa.

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