La metodología SROI en el desarrollo de organizaciones y proyectos con propósito
¿Por qué medir el impacto social de los negocios y proyectos? Frente al paradigma centrado en cuadros de mando de indicadores financieros y resultados de negocio, el estudio de los retornos sociales de la inversión (metodología SROI) cobra importancia como instrumento de seguimiento del impacto de las actividades de empresas y organizaciones en forma de reputación e imagen de marca o proyección y percepción pública de su propósito.
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La relevancia de la gestión de la Responsabilidad Social Corporativa y la Sostenibilidad, incorporada a la estrategia de las organizaciones, converge con este interés por la medición del impacto y retorno social de las inversiones, tanto en proyectos con un objetivo de desarrollo social, como en inversiones de producción o puramente financieras.
Algunos procesos del actual contexto socioeconómico apuntan al interés de esta dimensión en la valoración de los resultados e impactos de proyectos y servicios de empresas y organizaciones:
- La crisis de “lo público” y su debilidad creciente para dar cobertura a los servicios públicos para atender amplias demandas sociales, en un contexto de restricciones presupuestarias.
- El crecimiento del emprendimiento y las iniciativas sociales (privadas, públicas y mixtas), a través de instituciones y empresas que trabajan temas sociales y ambientales incorporados como parte de la misión y el propósito de proyectos y empresas.
- El reconocimiento de las Administraciones Públicas de sus limitaciones para atender a amplias cuestiones sociales y ambientales, al tiempo que, crecen las regulaciones, normativas y recomendaciones, que orientan a empresas y organizaciones al interés y atención por estas cuestiones.
Este marco refuerza el desarrollo de metodologías para la medición de los impactos sociales y ambientales de las inversiones empresariales y de instituciones. Y con esta finalidad, se definen métricas e indicadores para realizar el seguimiento de estos impactos de empresas, negocios, proyectos…; dando respuesta a la necesidad de analizar y valorar la efectividad, rendimientos, impactos y retornos de las inversiones en proyectos y acciones empresariales y de otros ámbitos.
Los enfoques tradicionales de medida del impacto de proyectos sobre el bienestar social, la calidad de vida y las mejoras ambientales, bien adoptaban la visión meramente filantrópica (con el foco en el registro de los beneficios sociales), o seguían enfoques estrictamente economicistas de valoración de proyectos, centrados en los balances de resultados (coste/efectividad o coste/beneficios).
En los años noventa del pasado siglo, aparece una metodología creada por la REDF, una entidad californiana dedicada a la gestión de un fondo filantrópico que invierte en organizaciones sociales que desarrollan empresas con una orientación y objetivo de beneficio social; sentando las bases para un nuevo modelo de valoración de proyectos y de indicadores del seguimiento del impacto social de las inversiones.
Con el cambio de siglo, la revisión de esta metodología por parte de la New Economics Foundation (NEF) en la colaboración con la Administración Pública del Reino Unido, reorientó el modelo a un formato más general y operativo, para su uso por parte de entidades gubernamentales, empresas, financiadoras e inversores, organizaciones sin fines de lucro o proyectos e iniciativas sociales.
El concepto de retorno social de la inversión (RSI o SROI, en inglés) se configura así como un método para medir los valores extra-financieros de proyectos e inversiones, en sus múltiples formas de valor ambiental o social, y que actualmente, no se reflejaban en las cuentas financieras convencionales. Este recurso puede ser utilizado por cualquier entidad (instituciones públicas, empresas…) para evaluar impactos reales e identificar formas de mejora del rendimiento de las inversiones.
El objetivo de la metodología es evaluar y cuantificar el valor/coste social y/o ambiental que a menudo se excluye de las estimaciones y cálculos en estrictos térmicos económico-financieros. Esta medida ofrece nuevos datos para la toma de decisiones en la asignación de recursos en proyectos y operaciones, incorporando la información de variables, hasta entonces reducidas a la condición de externalidades a los procesos.
Aunque los modelos de medida del impacto social se siguen sustentando en criterios cuantitativos de análisis del coste-beneficio de proyectos, incorpora nuevos elementos en la valoración, estudio y registro de dimensiones no estrictamente económicas de las inversiones en proyectos con un valor social añadido. Se incorpora así, en el análisis de proyectos y el reporte de resultados, la información no-financiera y los indicadores de sostenibilidad, definiendo sistemas y métodos ampliados de contabilidad de los impactos sociales y ambientales.
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La consolidación de los modelos de cálculo del SROI se apoya en las posibilidades ofrecidas por las métricas desarrolladas para gestionar los impactos de actividades en empresas y organizaciones, que no aparecen habitualmente incluidas ni consideradas dentro de las cuentas de pérdidas y ganancias tradicionales.
Así, dentro de una lógica también cuantitativa y económica, se abre el enfoque de estudio más allá de lo estrictamente económico-financiero, incorporando una información ampliada que mejora la base para la toma de decisiones respecto a proyectos e inversiones, teniendo en cuenta también los datos e impactos sociales y ambientales.
Con este cambio de enfoque, la nueva técnica ofrece posibilidades de determinar si una inversión o donación es económicamente y socialmente eficiente, incluyendo en el propio concepto de eficiencia, no solo dimensiones económicas sino también, consideraciones sociales y ambientales.
Esta medición del impacto social, ambiental y socioeconómico a través de la metodología SROI propone un enfoque cuantitativo desde el que medir, entender y gestionar los impactos de los proyectos y actividades, incorporando las valoraciones de los distintos grupos de interés implicados en el proyecto o actividad, y asignando un valor (cuantificado, y preferentemente, monetizado) o a todos los efectos identificados con relación a éste, aunque no tengan un valor estrictamente de mercado.
Este planteamiento tiene un fundamento académico en los desarrollos de la denominada Economía Ambiental, que incorpora como parte del análisis económico de los procesos, las externalidades sociales y ambientales relacionadas con éstos.
Con estos instrumentos de medida del impacto de los proyectos e inversiones, la incorporación al análisis ampliado de valores extra-financieros, muestra posibles costes y aportaciones sociales y ambientales, ayuda a medir y evaluar el impacto de los proyectos sobre los principales grupos de interés vinculados; y facilita la identificación de líneas de mejora en la gestión de dichas actividades y en el rendimiento de los recursos invertidos en ellas.
¿En qué consiste el SROI?
- Es un método de comprensión, medición y comunicación de los valores extra-financieros (ambientales, éticos y sociales) que actualmente no se reflejan en las cuentas financieras convencionales en relación a los recursos invertidos.
- Amplia un análisis tradicional de costo-beneficio con la contabilidad social y ambiental, que incorpora un enfoque ampliado y participativo, que permite capturar -en forma monetaria- el valor de un extenso grupos de indicadores/ resultados, tengan éstos un valor de mercado o no.
- Ofrece una herramienta para que, gestores de proyectos e inversores tomen decisiones basadas en la optimización de los recursos y sus resultados en los impactos sociales y medioambientales del proyecto.
El análisis SROI ofrece un reporte de cómo una organización (o un programa, proyecto, iniciativa…) crea valor y genera impactos susceptibles de medida y seguimiento. El uso de estos coeficientes permite comparar el valor generado por una iniciativa o inversión, ofreciendo un marco desde donde medir y valorar el impacto social y ambiental de proyectos y actividades. Aplicando un análisis donde la monetización se convierte en un medio de medida, pero no, en el criterio de referencia en la asignación de valor y toma de decisiones en las políticas de actuación. Esto implica un cambio en el paradigma de gestión, que supone basar las decisiones en estudios de caso, que incorporan información cualitativa, cuantitativa y financiera.
Con carácter general, se puede hablar de tipos de análisis SROI:
- De evaluación: realizado “a posteriori” y en base a los resultados reales que ya han tenido lugar.
–Medición del impacto de proyectos ya ejecutados.
- De pronóstico: que predice el valor social que se creará si las actividades logran los resultados previstos.
–Útil en las etapas de planificación de una iniciativa.
–Identificación de lo que debe medirse una vez que el proyecto está ya en marcha.
Como fortalezas del enfoque SROI cabe destacar sus aportaciones como modelos basados en:
- Empleo de una metodología mixta, que permite medir tanto aspectos cuantitativos como cualitativos.
- Énfasis en la comunicación como herramienta para generar información y datos cualitativos y cuantitativos, en el diálogo con los grupos de interés vinculados.
- Desarrollo de decisiones más efectivas, donde las organizaciones y gestores acceden a identificar dónde se está creando valor, y donde se debe incidir para aumentar o disminuir los impactos registrados de las actividades.
- Ayuda a centrarse en lo importante y poner el foco en los puntos donde las acciones están generando impactos críticos.
- Fomenta una mentalidad inversora basada en criterios sistemáticos y analíticos, con que evaluar iniciativas, operaciones, préstamos o donaciones como una forma de inversión, y no como un subsidio o ayuda.
- Aporta información y claridad en la gestión, al facilitar vías de comunicación con los grupos de interés y ofrecer una vía de reporte de los impactos de nuestra actividad en los entornos relacionados. Facilitando una gestión enfocada a atender las necesidades y demandas relacionadas con nuestras actividades y sus ámbitos de impacto.
Y entre las limitaciones a la evaluación del impacto social cabe señalar:
- Las dificultades de medición de ciertos impactos y la debilidad de determinados indicadores y/o de su registro.
- Las complicaciones de la monetización como unidad referencial de medida, por las dificultades de traducción; o en su defecto, del recurso a otras unidades de medición.
- Las dificultades implícitas a la comparabilidad de medidas independientes, entre diferentes entidades o entre distintos sectores de actividad. En ambos casos, no debe confundirse el uso de coeficientes monetizados como referencia, con la aplicación directa de contrastes de distintos elementos y contextos de los impactos, que deben ser interpretados en referencia a su marco particular.
Aunque existen otras metodologías para la medición del impacto social de proyectos e inversiones (IRIS, LBG…), la metodología SROI es la más difundida, como una fórmula operativa y sistemática de valoración del impacto. El modelo SROI sirve para conocer internamente datos e indicadores que ayuden a 1) mejorar los procesos de gestión y 2) conocer el impacto real de nuestras actividades y proyectos.
Y al tiempo, externamente, 1) a dar a conocer a los promotores y financiadores de las acciones los resultados de su inversión, y 2) visibilizar ante la sociedad la utilidad de estos fondos y su aplicación/ inversión a estos proyectos e iniciativas. Estas posibilidades del modelo SROI como herramienta para medir, conocer y comunicar nuestro impacto, se sustenta en una metodología enfocada a medir el impacto social, y al tiempo, comprender y gestionar el valor de los resultados sociales, económicos y ambientales creados por una actividad, proyecto, iniciativa u organización.
Mediante la ampliación del análisis de coste-beneficio tradicional a la evaluación del valor no financiero de los recursos invertidos, y haciendo aplicación conjunta de una mezcla de información cualitativa y cuantitativa; así como de los resultados directos e indirectos derivados de las acciones, operaciones o políticas empresariales, como marco de análisis de los impactos sociales y ambientales.
¿Cómo se aplica el proceso de valoración en la metodología SROI?. El proceso de análisis supone un ciclo de mejora continua en la aplicación de criterios de evaluación, y perfeccionamiento de la herramienta, como forma de controlar sus limitaciones en términos de medida, parametrización monetaria y comparabilidad. El proceso parte de una definición de objetivos de medida y su análisis en los ámbitos previsibles de impacto (Stakeholders), la valoración de resultados, su reporte, seguimiento y evaluación del proceso, para proseguir con el ajuste del modelo.
Como descripción operativa de las fases del proceso, cabe organizar el modelo de análisis SROI de acuerdo con las siguientes seis etapas:
ETAPA 1: Establecimiento del alcance e identificación de los grupos de interés.
Definir quién va a participar en el proceso. Habitualmente, se incluye a usuarios de servicios, beneficiarios de la intervención, etc; junto a otros stakeholders como los empleados, otras organizaciones que trabajan con el mismo público objetivo y los propios financiadores de las actividades. El proceso abre un diálogo con los grupos de interés (stakeholders) involucrados, evaluando el grado en que las actividades cumplen con sus necesidades y expectativas.
ETAPA 2: Mapeo de los resultados.
Partiendo de la participación de los stakeholders relevantes identificados, se desarrolla un mapa de impactos que muestra la relación entre los inputs (recursos empleados), las actividades llevadas a cabo y los resultados (outputs) para cada grupo de stakeholders relevantes identificados. El mapa de resultados tiene como objetivo ayudar a comprender y articular una ‘teoría del cambio’, para explicar cómo se crea valor a través del uso de recursos.
ETAPA 3: Constatación de los resultados y asignación de valor.
Recopilación y análisis de los resultados del proyecto, iniciativa o intervención; y la asignación posterior de un valor monetario a aquellos criterios analizados, que carecen de valor de mercado.
- Definición de los indicadores de resultados.
- Recopilación de datos en relación a estos resultados.
- Asignación de valores económicos a los resultados identificados (o búsqueda de valores sustitutivos al monetario).
ETAPA 4: Determinación del impacto.
Definición de la duración temporal del registro de resultados y evaluación del grado en el que los resultados identificados se deben a las actividades realizadas o el proyecto en evaluación. Ajuste del cálculo de los impactos, teniendo en cuenta otros posibles factores que hayan podido influir, ya que solo pueden reivindicarse como impactos propios los vinculados a la actuación.
Para ello, se considerarán:
– Decrementos: el deterioro de un cambio con el paso del tiempo (en aquellos registros que duran más de un año).
– Peso Muerto: lo que hubiera ocurrido si no se hubiera llevado a cabo la actividad.
– Atribución: el porcentaje de cambios que no es atribuible a la gestión del proyecto.
– Desplazamiento: el estudio de qué porcentaje del cambio ha desplazado otros cambios.
ETAPA 5: Cálculo del SROI.
Procedimiento de suma de todos los beneficios, restando los aspectos negativos que quitan valor y comparando este resultado con la inversión inicial.
Cálculo del valor económico-financiero de la inversión y el valor económico de los costes y beneficios sociales de las actividades de la organización.
SROI= Valor Actual Neto de los Impactos / Valor Actual Neto de la Inversión
ETAPA 6: Comunicación y uso.
La última etapa consiste en la redacción de un informe y comunicación de los resultados a los distintos stakeholders de la organización.
El informe o reporte final debe incluir:
– Información de la organización y su actividad.
– Descripción del proceso y método de cálculo del SROI.
– Un mapa de impactos con indicadores relevantes.
– Recomendaciones sobre el uso de los resultados para mejorar la gestión de las actividades.
Las aportaciones operativas del modelo de evaluación SROI que permiten valorar y conocer el impacto social empresarial se basan en herramientas de base como:
- El trazado de mapas, redes y cadenas del impacto social de nuestro proyecto/inversión.
- La identificación de indicadores de impacto en la cadena de valor social
- La identificación y evaluación de los impactos a través de cambios observables en el contexto de análisis.
Así, el soporte sobre el que desarrollar el análisis de los proyectos y sus impactos, es su encuadre dentro de una cadena de creación de valor, donde ubicar los actores que colaborarán en la valoración de resultados (stakeholders) y la definición de los cambios a emplear como indicadores de dicha creación de impacto.
La medición y valoración de estos impactos sociales, ambientales y socioeconómicos de los proyectos, intervenciones sociales o actividades empresariales y de negocio, encuentra en estos modelos una vía para vincular estas acciones de organizaciones y empresas con sus objetivos estratégicos orientados a la sostenibilidad, y a las políticas de reputación corporativa y RSC. Comprender cómo una organización transforma su entorno, parametrizar cómo lo hace e incorporar este proceso a la gestión de objetivos corporativos, y a la vez, saber comunicar qué impacto se genera y a quién, tendrá un creciente interés para las organizaciones más comprometidas con la RSC.
La disponibilidad de métricas y resultados, a través del cálculo del ROI ofrece un enfoque cuantitativo para entender y gestionar los impactos sociales y ambientales de los proyectos e inversiones realizadas, recogiendo valoraciones de los grupos de interés vinculados a las actuaciones y asignando un valor económico a los impactos identificados.
Si bien es cierto que, a diferencia del ámbito económico o incluso del ambiental (con ya cierta presencia en las organizaciones), todavía hoy no existe un estándar de medición del impacto social que constituya una referencia general en el mercado, cada vez más programas, fondos de financiación e inversores, están incorporando la consideración del enfoque del impacto social y el uso de indicadores sociales en sus decisiones.
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La evaluación del impacto de proyectos e inversiones donde, además del retorno financiero, se mide el ambiental y el social, representa una oportunidad de diferenciación, prestigio e imagen corporativa, posicionamiento social y de mercado. Por ello, la aplicación de estos instrumentos en la gestión de proyectos e inversiones cobra una creciente relevancia para las autoridades públicas, partners externos y público interno, pero también para que los empresarios puedan evaluar y conocer el impacto de sus negocios y actividades dentro de su sector, en la cadena de valor en que operan, y la sociedad, en general.
En la medida que la aplicación de la medición del impacto social de proyectos tiene como objetivo aumentar la igualdad social, la sostenibilidad ambiental y el bienestar, ir más allá de los resultados económicos en las empresas y organizaciones, para tener también en cuenta los beneficios sociales y ambientales, permite conocer mejor y evaluar el desempeño social de estas entidades.