Todavía persiste el calor, pero ya es septiembre, los niños regresan al colegio y el resto al trabajo. Mientras los pequeños esperan con ganas empezar y estrenar mochilas, estuches, bolígrafos y abrir los libros que inundan la nariz con ese olor tan peculiar a papel nuevo, los adultos carecemos de esa emoción. Nosotros no empezamos curso, pero después de un periodo largo de vacaciones si parece que comencemos un nuevo tramo. ¿Y qué estrenamos?, ¿cuál es la vía para recobrar la emoción de la vuelta? Los objetivos y retos.

No estrenamos ni mochilas ni libros pero sí comenzamos con nuevos retos: ir al gimnasio, cuidarse más, aprender inglés, hacer un curso, ser más organizados,… son solo algunos de los objetivos que rondan nuestra mente y animan a comenzar de nuevo para esta vez hacerlo bien. Pero, ¿cómo hacer que esta vez sea la definitiva?, ¿cómo hacer para que esta vez sea de verdad la buena?

Desde la Escuela de negocios y dirección queremos darte en este post unos tips para lograr conseguir esos retos que te has establecido.

Lo primero es tener claro todos los beneficios que puede aporta el tener unos objetivos claros. En los años 70 Mark McCormack, importante empresario del deporte, realizó un estudio experimental con los estudiantes del MBA de Harvard. McCormack les preguntó a sus alumnos antes de comenzar el curso:

“¿Has establecido unos objetivos claros por escrito para tu futuro?, ¿y un plan para alcanzarlos?”

El 84% de los alumnos no tenían objetivos específicos, el 13% los tenían pero no los habían escrito y no habían trazado un plan para alcanzarlos. El 3% de los estudiantes tenían un objetivo escrito y un plan. Tras diez años se volvió a contactar con ellos y los resultados que se obtuvieron fueron que el 13% de los alumnos que habían tenido objetivos ganaban el doble de los que no los tenían y el 3% que sí había tenido objetivos y los había escrito ganaban 10 veces más que los que carecían de ellos.

Los objetivos importan y marcan diferencias. Empezar septiembre con unos retos claros nos ayudará a sobrellevar la vuelta de vacaciones, a alcanzar mayores niveles de productividad y eficacia laboral y conseguir aquello que deseemos. Aunque cuidado, hay que pensar bien por qué objetivos estamos dispuestos a trabajar y hacer sacrificios. No es cuestión de coger un post, escribir todos aquellos que se nos ocurran y pegarlo en la nevera. Los retos que nos acompañen deben asentarse tras una reflexión interna que defina qué deseamos.

Consejos para establecer y cumplir nuestros objetivos:

–Concretos y definidos: las probabilidades de lograr con éxito el reto aumentan si estos están muy centrados en metas concretas cuyos límites estén bien establecidos. Está bien querer ser organizado, es un reto, pero ¿en qué?, ¿cómo vas a ser más organizado? La concreción radicaría en decir, por ejemplo, quiero ser organizado así que a partir de ahora mi objetivo es apuntarlo todo en la agenda: reuniones, citas, tareas pendientes,… y cada mañana hacerme una lista de todas las cosas que tengo que hacer y darlas un orden por prioridad. Este es un objetivo concreto que nos ayudará a enfocar las acciones necesarias para conseguir ser más organizado.

–¿Cuánto abarcas?: normalmente uno no se marca un único objetivo si no que se plantea varios. Esto no genera ningún problema salvo que se intente abarcar más de lo que se puede lograr. Por ejemplo, en la vuelta al trabajo podemos plantearnos ser más eficaces y optimizar los tiempos de rendimiento. Sin embargo, el tiempo es el tiempo y las horas tendrán 60 minutos por más que, en algunos momentos, queramos que tengan 90. Del mismo modo somos humanos y nuestro cerebro tiene una capacidad limitada. Tras periodos de trabajo intenso debemos darnos descansos o realizar tareas más mecánicas porque de lo contrario nos saturaremos y lejos de ser más eficientes lo que lograremos es cometer errores.

El mismo ejemplo puede ser aplicable en la vida personal. Al empezar septiembre muchas personas se plantean apuntarse a un gimnasio, a clases de inglés y a algún curso que les permita mejorar su currículum. El día tiene 24 horas y cada tarea requiere un tiempo determinado para su correcta realización. Un tiempo que no se puede ni acortar ni alargar. Abarcar más de lo posible conllevará un probable abandono de los objetivos marcados.

–Situación personal: la vida presenta limitaciones y esa es una realidad irrevocable. Unas veces serán de presupuesto, otras de tiempo, en otros casos de salud,… es un hecho contra el que no podemos luchar, que hay que aceptar y estudiar para sacar el máximo beneficio a nuestra situación. En el caso de poseer una limitación presupuestaria habrá que priorizar las acciones o actividades que más nos apetezcan o consideremos más importantes y dejar las otras para la siguiente oportunidad. Si la limitación viene impuesta por el tiempo sucederá más o menos lo mismo tendrás que elegir retos por prioridad de intereses. Te será factible apuntarte al gimnasio, a las clases de inglés y a un máster online, pero si no tienes tiempo, ¿cómo vas a poder hacerlo bien?

–Escribirlas: una vez que las has decidido escríbelas y déjalas a la vista. Al estar escritos los retos cogen peso y seriedad. Nos impiden olvidarnos. Colócalos en un lugar en el que cada poco tiempo los puedas ver. No como una regla o imposición si no como una guía que seguir que conlleva una recompensa que buscas. De hecho, si lo compartes con tus familiares y amigos y les vas contando tus avances esto te ayudará a sentir un mayor orgullo y euforia. Ellos te ayudaran a no retroceder en los momentos más duros del proceso.

–Planéalos a corto y largo plazo: los has decidido, los has definido y concretado y el siguiente paso es planificarlos. Si estableces, por ejemplo, aprender inglés una manera de convertirlo en concreto es preguntarte ¿qué es para ti aprender inglés? Una opción es obtener el First para poderlo poner en tu currículum. En este caso este sería un objetivo concreto a largo plazo. Para lograrlo y no desfallecer en el intento la mejor vía es componerlo de retos concretos a medio plazo. Para el First sería: apuntarme a una academia de inglés, ver una determinada serie en inglés antes de noviembre, hacer cinco horas a la semana de trabajo con ejercicios del idioma en casa,… estos son algunos de los ejemplos que establecen pasos a corto plazo para lograr superar el examen. El fin de establecer pasos a corto plazo es que se consiguen más rápido y permiten sentir que estás cumpliendo con lo que te has propuesto.

Esperamos que estos consejos te ayuden a conseguir todos los retos que te propongas. Si queréis comentarnos cómo los enfocáis u os está yendo estamos deseando escucharos.