Ratios Financieros: Principales tipos y cómo aplicarlos
Cuando en análisis de balances hablamos de ratios financieros, nos referimos a un instrumento que permite cuantificar la relación financiera existente entre dos magnitudes y, de esta manera, formular un juicio objetivo sobre la solidez, suficiencia o debilidad de esta relación.
Existen diferentes categorías de ratios y dentro de cada categoría se pueden encontrar un buen número de ellos, dependiendo de los diferentes atributos que el analista desee estudiar. Las categorías más comunes se pueden clasificar en: ratios de liquidez, ratios de endeudamiento y solvencia y ratios de rentabilidad.
A su vez, pueden expresarse de dos maneras, que generalmente se aplica siempre a unas categorías u otras:
- En número de veces: es decir, la simple división. Este formato es el que se suele aplicar a los ratios de liquidez y solvencia.
- En porcentaje: es el formato más habitual cuando nos referimos a rentabilidad o a coste de capital.
Además, es importante tener en cuenta que, a la hora de analizar ratios podemos hacerlo de varias maneras:
- Comparando la empresa con la media del sector, un competidor o una empresa de referencia.
- Evaluando la evolución en el tiempo de los ratios de la propia empresa.
- Una combinación de los anteriores, la evolución de la empresa frente al sector o una empresa de referencia.
PRINCIPALES TIPOS DE RATIOS FINANCIEROS
RATIOS DE LIQUIDEZ
Miden la capacidad de la empresa de cumplir sus obligaciones de pago a corto plazo.
Desde un punto de vista de la gestión de la liquidez y la capacidad de pago, interesa que sean elevados. No obstante, dado que la rentabilidad de los activos corrientes no es muy elevada, conviene que haya un equilibrio, y que los saldos en caja y cuentas corrientes sea lo más bajo posible, ya que su rentabilidad es muy reducida.
Existen multitud de ratios que miden la liquidez, nos centraremos en los más frecuentes:
Ratio de liquidez general. Mide las veces que con el activo circulante se puede hacer frente a las deudas a corto plazo, recogidas en el pasivo circulante.
No existe un valor óptimo general para este ratio, dependerá mucho del tipo de empresa, el sector, la situación de la empresa en su ciclo de vida. No obstante, y de manera muy genérica que no se puede aplicar de manera directa en todos los casos, se estima que un valor aceptado sería entre 1,2 y 1,8.
Ratio de test ácido o liquidez inmediata (quick ratio). Este ratio añade algo más de restricción en lo relativo a los importes disponibles, eliminando las existencias del numerador.
La razón es que las existencias tienen que, al menos venderse y luego cobrarse y, en el caso de las materias primas, transformarse, venderse y cobrarse, por lo que la inmediatez de su disponibilidad líquida es muy limitada.
Al igual que el anterior, no existe un valor óptimo para todas las empresas, aunque un valor entre 0,8 y 1,2 es algo bastante aceptado, incluso por debajo, llegando a 0,5; en función de la empresa, su ciclo de cobros y pagos, etc.
Ratio de disponibilidad o de tesorería: es el ratio más exigente, ya que sólo considera como activo líquido el dinero realmente recogido en la caja y cuentas bancarias de la empresa y las inversiones financieras a corto plazo que la empresa realiza para obtener rendimientos adicionales de sus excedentes de tesorería puntuales.
Respecto a este ratio, podemos dar como una cifra mínima un valor de 0,3; sujeto a las consideraciones mencionadas de la empresa, el sector; incluso pudiendo manejarse cifras mínimas de 0,1 en función del ciclo de cobros y pagos de la empresa.
Ratio de días de gastos o días de tesorería: este ratio, no muy frecuente de encontrar o ver en manuales y análisis financieros, nos habla de los días que puede afrontar la empresa de sus gastos corrientes con la tesorería o disponibilidad actual.
Para ello, calculamos los gastos operativos (gastos de explotación, personal, compras, sin incluir amortizaciones) medios diarios a partir de la cuenta de Pérdidas y Ganancias, y los ponemos en relación con las disponibilidades líquidas de la empresa, lo que nos daría una idea aproximada de cuántos días de pagos corrientes puede afrontar la empresa.
No existe una cifra óptima para este indicador, si bien se puede aceptar que un número mínimo sería de unos 30 días, para evitar tensiones frecuentes de liquidez.
Además de todo lo anterior, desde el punto de vista de la gestión corriente de la tesorería, también es necesario tener en cuenta la disponibilidad de líneas de financiación a corto plazo (cuentas de crédito, líneas de descuento, de factoring, etc.), para determinar las tensiones de liquidez reales de la empresa, más allá de lo estrictamente reflejado en el balance.
Por último, el análisis de la liquidez por ratios se complementa con otros indicadores como el fondo de maniobra, las necesidades operativas de fondos o el período medio de maduración.
RATIOS DE SOLVENCIA Y ENDEUDAMIENTO
Miden la capacidad de pago a largo plazo y la dependencia o independencia de los acreedores. El conjunto de ratios de solvencia, endeudamiento y liquidez recibe el nombre de ratios de posición financiera.
Solvencia:
Mientras la liquidez nos da información sobre la capacidad de pago de la empresa a corto plazo, la solvencia nos muestra la capacidad total de la empresa de cumplir con todas sus obligaciones de corto y largo plazo.
El ratio de solvencia pone en relación los activos totales de la empresa con el total de pasivos exigibles, tanto a corto como a largo plazo, ya sean con o sin coste.
Si fuera posible, por disponer de valores de mercado fiables (tasaciones o valoraciones), se puede sustituir el activo total contable por sus valores de mercado, lo que da una visión más realista, si bien disponiendo únicamente de los estados financieros, no es posible obtenerlos.
Cuanto más elevado sea, mayor es la solvencia de la empresa, es decir, más preparada está para poder atravesar situaciones de dificultad sin comprometer su viabilidad. No hay una cifra general, aunque es aceptado que esté alrededor de 2, como mínimo. Puede haber empresas, con activos de mucha calidad, que presenten un valor inferior para este ratio, sin ser algo preocupante.
Endeudamiento:
Relacionado inversamente con la solvencia, tenemos el ratio de endeudamiento o apalancamiento general, que nos indica la autonomía financiera de la empresa y el grado de dependencia de la empresa de sus acreedores. Pone en relación el exigible con los recursos propios de la empresa.
Por tanto, cuanto más elevado es este ratio, menor es la autonomía de la empresa frente a sus acreedores. Se suele aceptar que el nivel máximo deseable esté alrededor de 1,5; si bien puede llegar a 2,5 ó 3 en caso de sectores con activos de mucha calidad (inmuebles, hoteles) que pueden ser ofrecidos como garantía de operaciones crediticias.
Existe una relación inversa entre ambos ratios, a mayor solvencia, menor endeudamiento y viceversa.
El ratio de capitalización o autofinanciación; el de cobertura del activo fijo; el de calidad de deuda o el de cobertura del servicio de la deuda son otros tipos de ratios relacionados con la solvencia y el endeudamiento.
RATIOS DE RENTABILIDAD
Miden la capacidad de la empresa para generar rendimientos y retornos, es decir, estos indicadores nos permiten medir los beneficios obtenidos por la empresa en relación con el volumen de inversión realizado para su obtención. Habitualmente, los veremos expresados en porcentaje, con al menos dos decimales.
2.1. Rentabilidad económica o del activo (ROA)
Nos indica el beneficio generado por la estructura económica de la empresa (sus activos). Sólo tiene en cuenta los resultados de explotación, sin considerar intereses e impuestos, que están vinculados a la estructura financiera, no a la económica. El indicador recibe el nombre de ROA (Return on Assets en inglés), o rentabilidad del activo.
ROA se puede descomponer, a su vez, en dos factores; el margen de explotación y la rotación de los activos (fórmula de Dupont).
El margen (Beneficio de Explotación / Ventas) nos indica el beneficio de explotación que obtenemos por cada unidad vendida; mientras que la rotación (Ventas / Activo) nos proporciona información de cuánta eficacia hay en la utilización de los activos para generar ventas.
Generalmente, las empresas suelen ser fuertes en margen (estrategias de diferenciación) o en rotación (estrategias de liderazgo en costes y economías de escala), siendo poco frecuente encontrar empresas con alto margen y alta rotación; ya que, al introducir competencia, o bien se ajustan precios (reducir margen), o se pierde cuota de mercado (reducir rotación).
Al comparar empresas del mismo sector, siempre podemos ver cuál de los dos factores está más bajo porque tendrá más potencial de mejora.
2.2. Rentabilidad financiera o de los recursos propios (ROE)
Este indicador nos informa de la rentabilidad que proporciona la empresa a los accionistas por la inversión que hacen en ella.
Pone en relación el beneficio neto (después de intereses y de impuestos), pues es el beneficio sobre el que los accionistas deciden su distribución, ya sea como dividendos o como reservas (reinversión que incrementa el valor del patrimonio neto); con los recursos propios, que es la medida de su inversión. El indicador es conocido como ROE (Return on Equity en inglés).
De manera similar a la rentabilidad económica, ROE puede descomponerse en tres factores. Estos son:
- Margen neto: Beneficio neto/Ventas, que nos indica cuánto beneficio obtenemos por unidad vendida, después de todos los gastos de la empresa, tanto de explotación, como financieros, como de impuestos.
- Rotación: Ventas/Activo; este es el mismo que en ROA.
- Apalancamiento: Activo/Recursos Propios. Nos indica la capacidad de los accionistas de multiplicar (apalancar) su inversión gracias a la aportación de financiación aje
De forma análoga a lo visto con la rentabilidad económica, las empresas generalmente ponen énfasis en margen o rotación, a nivel operativo, y en el apalancamiento, a la hora de elegir su estructura financiera y sus fuentes de financiación
2.3. Rentabilidad sobre el capital invertido (ROIC) y sobre el capital empleado (ROCE)
Estos dos indicadores nos dan una visión de la rentabilidad proporcionada por la empresa en relación con el capital utilizado en la misma, con algunas diferencias entre ambos.
La rentabilidad sobre el capital invertido (ROIC = Return on Invested Capital), nos informa de la rentabilidad operativa después de impuestos sobre los capitales efectivamente invertidos en la empresa, sin considerar los activos financieros corrientes.
Se calcula como:
Siendo:
- El beneficio de explotación neto de impuestos, también llamado BAIDT (Beneficio antes de intereses y después de impuestos), y en inglés NOPAT (Net Operating Profit After Taxes), se calcula como BAII x (1-t), donde t es la tasa impositiva del impuesto sobre beneficios.
- El Capital invertido se calcula como: patrimonio neto más pasivos financieros (préstamos, créditos y otros pasivos con coste) menos la tesorería e inversiones financieras temporales.
Es como vemos, una visión operativa y después de impuestos, que considera como inversión en la empresa no solo la de los accionistas, sino también la de los acreedores de pasivos, préstamos y créditos con coste. Si ROIC es superior al coste de capital medio ponderado de la empresa (WACC), la empresa está generando valor.
La rentabilidad sobre el capital empleado (ROCE= Return on Capital Employed), si bien también habla de rentabilidad operativa, tiene dos diferencias fundamentales. Por el lado del beneficio, toma el beneficio de explotación antes de impuestos (BAII). Por el lado de la inversión, sólo toma los capitales permanentes: Patrimonio neto más pasivos no corrientes. Da, por tanto, una visión de largo plazo, antes del impacto fiscal sobre el beneficio de explotación.
Si ROCE es mayor que el coste medio ponderado de capital (WACC), entonces la empresa está utilizando el capital de manera eficiente, algo ligeramente diferente al concepto de creación de valor).
Diferentes industrias tendrán valores muy diferentes para estos ratios, ya que, algunos tipos de negocio serán muy intensivos en capital mientras que otros, como algunos tipos de servicios, no lo serán tanto.
Un detalle a tener en cuenta en el cálculo de los ratios de rentabilidad es qué período se toma de referencia en la cifra del denominador (la inversión). A este respecto hay tres opciones
- Tomar la cifra del mismo ejercicio del beneficio del numerador. No es lo más correcto, pero nos permite comparar más períodos.
- Tomar la cifra del ejercicio anterior, que sería nuestra inversión inicial, obteniendo el rendimiento al final del ejercicio.
- Tomar la cifra media del ejercicio ((ejercicio anterior + actual) / 2). En este caso, estaríamos considerando que los rendimientos se van obteniendo de manera continuada y repartida a lo largo del ejercicio, no sólo al final.
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2 Comentarios
excelente
GOOD JOB!