Estás en una tienda mirando un traje para ir a la oficina y mientras revisas entre las perchas te llega un whatsapp. Sin embargo, al mismo tiempo que te has quedado frente a la chaqueta mirando el mensaje, te llega una notificación de que tienes un correo nuevo, el cual lees porque puede ser algo importante. Miras un momento la chaqueta y pasas a la siguiente mientras sigues leyendo ese correo y te siguen llegando whatsapp.

Profesionales del marketing estamos frente a un consumidor multitarea. Internet, redes sociales, correos electrónicos, los smartphones,… propician la creencia de que se pueden realizar varias tareas a la vez. Sin embargo, no se trata solo de la tecnología. Nos encontramos en un momento en el que a la sociedad cada día se le ofrecen más actividades diferentes de ocio, cientos de productos y servicios distintos a consumir, experiencias de compra nuevas,… ¿Qué significa?

Que nos hallamos ante un consumidor multitarea con cientos de estímulos disponibles, lo que conlleva una reducción de los tiempos de atención, una mayor dificultad a la hora de conseguir engagement y un espíritu con un mayor porcentaje de estrés.

Las estrategias del marketing se erigen a raíz de los comportamientos, gustos y tendencias del público objetivo. El consumidor multitarea es una realidad que modifica de la siguiente manera las campañas a construir:

Inmediatez: igual que se requiere en la oficina que los correos sean respondidos a la mayor brevedad de tiempo posible, aquí se exige la posibilidad de tener el producto de manera inmediata. Si el consumidor tiene que esperar a la semana que viene para obtenerlo porque nos hemos quedado sin stock probablemente también nos hayamos quedado sin venta.

Rapidez en la gestión: se exige a las marcas que establezcan vías que reduzcan los tiempos de espera o las tramitaciones lentas. Encontramos un buen ejemplo en Starbucks que, a lo largo de este año 2015, introducirá en su “app” una función nueva que permitirá a sus clientes hacer los pedidos desde el móvil.

No es el anuncio es la opinión del cliente: que el lema de un spot debe ser impactante y actuar de gancho es cierto, pero es igual de cierto que los esfuerzos de la compañía deberían dirigirse a generar una buena experiencia pues hoy lo que cuenta es su opinión. El 92% de las personas aseguran que se fían más de los comentarios vertidos en internet que otras fuentes como anuncios. Que una obra de teatro, restaurante o tablet obtenga cinco estrellas por parte de 30 consumidores será más eficaz que diez newsletter alabando las virtudes del producto.

De costumbres: ante tanta diversidad si una marca funciona y proporciona al usuario el producto o servicio que realmente demanda se ganará su fidelidad. El 89% de los consumidores confía en las mismas marcas. Ante la saturación de ofertas y opciones se retorna a lo conocido y satisfactorio.

Atención inconstante: el pasado verano en una entrevista a James Hamblin, el editor de temas de salud de The Atlantic, comentó que a lo mejor nuestro estilo de vida estaba imitando a Internet. Es decir, la cantidad de tareas, intereses, opciones,… de nuestras vidas recuerda a la ventana con diez o quince pestañas abiertas. La sobrecarga de información y la sobrecarga de anuncios y estímulos que recibimos en el día a día se parecen mucho y, en ambos casos, propician un déficit de atención. Se ha comprobado que el cerebro tarda entre diez y veinte minutos en volver a concentrarse cuando se cambia de una labor a otra.

Esto es esencial para el marketing porque deben ser conscientes de que se enfrentan a unos consumidores con una atención muy fugaz. Es más importante que nunca encontrar elementos impactantes y atractivos, generar acciones que conlleven experiencias. Las experiencias perduran más tiempo en la memoria y atan con mayor eficacia la atención esquiva. El juego genera que el cerebro libere dopamina, lo que hace que nos sintamos mejor y que mantengamos la concentración. Favorece el engagement.

Estas cinco tendencias deben ser tenidas en cuenta a la hora de idear las estrategias de marketing ya se trate de autónomos, pymes o grandes empresas.

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