NEUROMARKETING
El funcionamiento del cerebro es uno de los grandes misterios que quedan por resolver; la ciencia lleva años intentando desentrañar qué se oculta en nuestras cabezas. Uno de los sectores profesionales más interesados en averiguarlo es el del marketing.
Tras el proceso de compra de un bien o servicio se esconden una serie de razones. Los expertos han determinado que el origen de la decisión es irracional y se toma a un nivel inconsciente. El neuromarketing, es grosso modo, el arma con el que las empresas buscan seguir un paso por delante de sus consumidores. Se trata, ni más ni menos, que de la disciplina que intenta predecir sus comportamientos de compra para aumentar las probabilidades de éxito de una acción publicitaria. Para lograrlo existen una serie de técnicas de medición, que se basan en la respuesta cerebral que genera un spot (dónde se presta la atención, dónde se pierde, qué tipo de emociones provocan…). A través de escáners y encefalografías se puede observar la respuesta sensorial ante un determinado estímulo; tal es el avance de la ciencia en este sentido.
Realeyes es un ejemplo de empresa ligada a la neurociencia: ofrecen métricas de expresión facial durante los visionados de los anuncios. A ello han recurrido compañías tan importantes como Sony, Ikea o Nokia. Esto es tan sólo uno de los muchos ejemplos que hay.
Hablar de investigación concienzuda en estos términos trae inevitablemente a la mente ciertas preocupaciones éticas. Ciertas voces alertan de los peligros de invadir la privacidad de los consumidores, de la manipulación que pueden sufrir individuos. El boom que vive actualmente el Big Data ha contribuido de manera directa a alimentar estos temores. Por otro lado, también hay opiniones a favor, especialmente los anunciantes, que son los más interesados en estandarizar la neurociencia como procedimiento.
El debate en torno a esta cuestión no parece próximo a solucionarse: las empresas continúan experimentando nuevos métodos, y los clientes potenciales siguen preocupados por no quedar vulnerables ante una situación que les supera. Después de todo, el progreso no puede realizarse a cualquier precio, ¿verdad?