Señores pasajeros abróchense los cinturones. Vamos a procurar amenizar su viaje a lo largo de este post de la mejor manera posible: les recordamos que en este recorrido, van a poder observar los puntos clave de la nueva estrategia de comunicación corporativa de Iberia. Relájense y disfruten del viaje.

Retrocedamos un poco en el tiempo. Cuando en 2013 la aerolínea española presentaba su nueva imagen, lo hacía motivada por la necesidad, algo que bien sabía British Airways (compañía que pasó a dirigir Iberia). El gran foro mediático, había defendido la fusión con cierta cautela: la operación garantizaba la supervivencia de Iberia, sí, pero a cambio de un precio. Recortes de plantilla, alza de precios, etc. Se avecinaban turbulencias en el horizonte.

Para capear el temporal, la compañía área presentaba su nueva estrategia de comunicación. Había que renovarse o morir. Del logotipo “coronado” y tradicional, se pasó a uno mucho más estilizado. La tipografía cursiva y “engordada”, adelgazó, y se transformó en una mucho más sugerente y moderna.

El diseño de los aviones se cambiaba por completo. El logotipo pasaba a ocupar la aleta trasera, (siendo aún reconocible IB), mientras que los colores que recorrían todo el fuselaje fueron suprimidos en una muestra de elegancia, con una imagen más nítida y contemporánea.

Pero eso no fue todo. A bombo y platillo, Iberia anunciaba que a partir de entonces se iba a centrar mucho más en las personas. ¿Les suena de algo? En una acción estratégica sin precedentes, y al estilo de lo que vienen haciendo el 100% de las compañías actuales, la aerolínea española prometía devolver el protagonismo a sus clientes…¿qué había estado haciendo hasta ese momento entonces? Nada de anuncios con bebés voladores, ni abstractas campañas oníricas: a partir de la renovación, el centro de las nuevas campañas han pasado a ser los pasajeros y sus experiencias.

(Anuncio del año 2000).