ADBLOCKING, ¿QUIÉN IGNORA A QUIÉN?
Los anuncios digitales son una de las formas más certeras de hacer publicidad. Permiten segmentar según sexo, edad, intereses, etc., poniendo al público objetivo en el punto de mira. Pero el usuario está saturado. Pop-ups, banners y vídeos autorreproducibles invaden la pantalla y dificultan la navegación. Y ahora el internauta cuenta con un arma: el adblocker. ¿Es el fin de la publicidad digital?
A la vez que se desarrollaban los contenidos de internet, crecía la publicidad. Ahora mismo la red está sobresaturada con todo tipo de anuncios que intentan captar la atención del usuario. Sin embargo, desde hace unos años, los adblocker le plantan cara a los anuncios intrusivos. Se trata de programas o extensiones de internet que se instalan en los navegadores y permiten bloquear la publicidad de display o incluso los resultados de pago de los buscadores.
Los más populares son AdBlock y AdBlock Plus. El primero bloquea todos los anuncios que encuentre en sus filtros, mientras que el segundo, como muestra de apoyo a determinadas páginas web, no bloquea toda la publicidad intrusiva por defecto. Llega a acuerdos con las marcas, en su mayoría publicaciones periodísticas, para introducirlas en una lista blanca o whitelist si se comprometen a no utilizar formatos agresivos.
Los adblocker no existen únicamente para navegadores, sino también para apps. Por ejemplo, Been Choice, bloquea los anuncios de las aplicaciones del teléfono, enviando el tráfico por un network privado donde la compañía elimina la publicidad antes de que se muestre en el Smartphone. Hasta ahora, Apple no permitía descargar estas extensiones, pero desde su última actualización, el IOS9 ha incluido en App Store diversos bloqueadores de anuncios. Google llega incluso a animar a los desarrolladores a ofrecer sus propios bloqueadores, que serán evaluados y publicados en Chrome Store.
La publicidad digital, además de lidiar con problemas de visibilidad, de las molestas y poco efectivas sugerencias del remarketing y los fraudes, tiene que enfrentarse a los adblocker. AdBlock cuenta ya con 251 mil millones de descargas y unos 20 millones de usuarios activos diarios, lo que se puede llegar a traducir en pérdidas de hasta 21,8 mil millones de dólares. ¿Supone esto el fin de la publicidad online?
El internauta que instala el adblocker es retirado del sistema publicitario, y no recibirá los mensajes que las marcas desean enviarle. Estos sistemas se basan en una respuesta reactiva del usuario al decidir bloquear toda la publicidad, y es ahí donde reside la problemática. Debería tratarse de una reacción proactiva, es decir, el internauta debería elegir qué anuncios desea ver en lugar de bloquear todos por defecto.
Muchos opinan que los adblocker no son el fin de la publicidad digital, sino más bien su salvación. Supone el fin del bombardeo de anuncios molestos y una depuración, por así decirlo, del propio sistema. El control último reside en el consumidor, que elegirá los anuncios de las marcas o empresas que desee. Por su parte, los expertos en marketing deberán volcar todos sus empeños en crear campañas creativas, con contenido relevante y que no invada ni dificulte la navegación.
Desde la propia página oficial de AdBlock Plus explican qué anuncios se consideran “aceptables” y por tanto pasarán el bloqueo:
-Publicidad estática: nada de animaciones, vídeos o sonido. Preferiblemente los anuncios con sólo texto.
-Ubicación: La publicidad no debe ocultar el contenido de la página, obligando al lector a cerrar el anuncio para continuar la navegación. Tampoco deben estar situados en medio del texto, interrumpiendo la lectura, siendo aconsejable que se sitúen a los lados o encima o debajo de la totalidad del texto.
-Tamaño: Los anuncios no deberán medir más unos 230 píxeles en vertical y unos 330 px en horizontal, ya que éstas suelen ser las medidas del espacio libre que queda en los sitios web.
-Los anuncios deben incluir la palabra “Publicidad” o similar para un fácil y rápido reconocimiento y sea distinguible del contenido.
-Links: los enlaces incluidos en los anuncios no deben conducir a error o malentendido, ni redirigir a ninguna otra web que no sea la página de destino. El formato y comportamiento del link deberá ser igual al de cualquier otro enlace.
Desde AdBlock también advierte que no es técnicamente posible reconocer automáticamente la publicidad aceptable, es decir, lamentablemente algunos anuncios que cumplan las características también serán bloqueados. Por ello han establecido acuerdos con páginas web y creando las whitelists, a las cuales no se puede comprar el acceso.
En contraposición, muchos sitios web han plantado cara con los bloqueadores de bloqueadores. Esto es, las páginas detectan cuando un usuario está bloqueando los anuncios que se muestran y así la empresa, por su parte, restringe la accesibilidad y visibilidad de su contenido. Muchos sitios web, especialmente medios de comunicación, se apoyan económicamente en la publicidad y si sus anuncios no se muestran, disminuirán enormemente la rentabilidad y podrían terminar por desaparecer.
Los adblockers ponen en jaque a la publicidad online y le ceden el control al internauta. El marketing digital tiene que adaptarse a las nuevas tecnologías, pero ¿quién ganará realmente la batalla de los anuncios?