UNA ESCOCIA INDEPENDIENTE, ¿ES ECONÓMICAMENTE FACTIBLE?
La fuerza de los sueños y deseos independentistas acarrea consecuencias serias no sólo para Escocia y Reino Unido sino también para toda la Unión Europea y España. La recuperación económica nunca pendió de un hilo tan fino. Veamos por qué. En el siguiente artículo te explicaremos las consecuencias económicas que conlleva la consulta independentista de Escocia del Reino Unido y su posible ejecución.
Cuando hablamos de referéndums e independencia no se puede eludir mencionar el caso de Quebec y Canadá. Desde los años 60 y 70 se comenzó a hablar en esta provincia del deseo de separación. El avance de este objetivo fue imperturbable y en 1995 se llevó a cabo la consulta al pueblo quebequense acerca de si querían la independencia de Canadá. El sí no ganó, pero quedó muy cerca: el 49,42% de la población dijo “Sí”. ¿Qué consecuencias tuvo?
Este es un caso relativamente cercano que nos puede mostrar algunas de las consecuencias que se cabe esperar. El Instituto Económico de Montreal (en Quebec) realizó un análisis de la situación y mostró que desde la aparición de los movimientos independentistas la provincia sufrió un prolongado declive económico. El PIB creció un 2,3% mientras que en el resto del país se estaban registrando unos resultados de un 3,0%. El canadiense medio contaba con 6.000 dólares más que su semejante quebequense. Otro de los efectos que se produjo fue que 30 de las mayores empresas canadienses se trasladaron fuera de Quebec al igual que 100.000 de sus ciudadanos más jóvenes.
El problema de una independencia es la falta de seguridad que ocasiona y todas las etapas del proceso de regeneración por las que se debe pasar para erigirse como un país nuevo. Sistema político, bancario, monetario, la gestión de incorporación a las instituciones y sistemas extranjeros,…
En el caso de Escocia uno de sus mayores problemas es la falta de moneda propia. Hasta la creación de un nuevo sistema monetario deberían seguir usando la libra la cual no controlarían así que seguirían dependiendo del Reino Unido. A la hora de emitir bonos estos tendrían unos costes elevados porque no se encontrarían respaldados por una moneda propia y las entidades serían nuevas. En un momento en que las empresas y países luchan por alejarse de la crisis e inestabilidad económica es difícil que se aventuren a invertir o comprar bonos de un país que está en pañales porque se encuentra regenerando y modificando entidades, leyes y sistemas de gestión.
Pero no todo son problemas para Escocia, Reino Unido se vería gravemente herido y con ella toda la Unión Europea. Primero porque el país soporta una deuda de 1,6 billones de euros. La nueva Escocia no formaría parte de la Unión Europea y por lo tanto ya ha anunciado que procedería a repudiar la parte de la deuda que le correspondería. Reino Unido se vería obligada a afrontar sola los 1,6 billones de euros, para lo cual no está capacitada.
Esta semana la libra esterlina sufría la caída más baja frente al dólar desde hacía diez meses. ¿Y por qué esto nos afecta? Por la confianza de los inversores. El mercado de divisas ya se encuentra en una situación muy inestable desde que el Banco Central Europeo recortara los tipos y la compra de activos, por lo que el hecho de que otra moneda fuerte se encuentre bajo presión complicaría aún más las circunstancias actuales.
De hecho el Ibex 35 ha sido uno de los más perjudicados esta semana, y se prevé que las siguientes, debido a que los inversores e instituciones ven en Cataluña una clara Escocia y por lo tanto pronostican las mismas inestabilidades y problemas. El pasado viernes el interés del bono a diez años alcanzó mínimos históricos, 2,04%, y, por el contrario, hoy alcanzaba el 2,34%.
Desde la Unión Europea el portavoz del Ejecutivo comunitario, Pia Ahrenkilde, aclaró que: «No pensamos que en este momento, en la fase final de la campaña, que debamos interferir en lo que es un proceso democrático interno». «No es nuestro papel”, añadió.