¿SOBREVIVIRÁN LAS EMPRESAS LOW COST A LA RECUPERACIÓN?
Hoy en día el mercado lo rigen las tres B. Bueno, bonito, barato. El consumidor busca la mejor calidad al menor precio posible. Por ello, términos como marca blanca y low cost se han popularizado enormemente en los últimos años. Pero, ¿sobrevivirán a la crisis?
Los conceptos antes mencionados cobraron fuerza debido a la situación económica de recesión que se asentó en 2008. Una bajada en los salarios, supuso un cambio en los hábitos de consumo de la población, que empezó a buscar productos baratos pero al mismo tiempo de buena calidad. Además, el acceso a internet y toda la información que esta red contiene, hicieron que se volviera más exigente, sensible a los precios y comparando sus opciones.
Ante esto, las empresas se han visto obligadas a reducir los precios de sus productos y servicios para poder mantener su lugar en el mercado. Esto implica una reducción de costes y optimización de recursos. Las que mejor han implementado estas medidas son las aerolíneas como Ryanair, EasyJet o Vueling.
Éstas operan entre aeropuertos pequeños o secundarios que les permitan reducir al mínimo el tiempo de espera entre aterrizaje y despegue. Realizan trayectos cortos, sin escalas que posibilitan que la tripulación duerma en su propio domicilio, y con ello, ahorrar dinero en dietas. Han suprimido lo prescindible, como dar comidas en la cabina, y los tripulantes de cabina, antes dedicados exclusivamente a atender a los pasajeros, tienen que realizar ahora operaciones de facturación.
El low cost no sólo ha llegado a la aviación, sino al sector de la alimentación, la moda, el turismo o el transporte. La escocesa Megabus ofrece billetes de autobús low cost por toda Europa, y recientemente ha probado con éxito la ruta Barcelona-Londres.
Mientras que las compañías aéreas no hacen más que ver cómo crecen sus ventas y beneficios, cuyo tráfico creció entre enero y abril un 5,8%, hasta los 18,1 millones de viajeros, las marcas blancas se han quedado estancadas. La cuota de mercado de estos productos se elevaba hasta el 28% en 2007 y el 34,6% en 2010, pero en 2014 sólo registró un 38,7% y se prevé una continua reducción de dicho porcentaje para 2015.
Las diferencias entre las primeras marcas y las marcas blancas es cada vez menor. Mientras que éstas subieron un 2,2%, los precios de los productos de las marcas tradicionales descendieron un 2,1%. Esto se debe a la externalización de los costes de distribución y la capacidad de captar la atención de un gran número de consumidores gracias a la publicidad en internet y el marketing online.
Muchas empresas deciden surgir directamente en la modalidad low cost. Este es el caso de Packlink o Iqqual, que han revolucionado el ámbito de la mensajería y la compra en supermercado respectivamente, gracias principalmente a su presencia en internet y la economía colaborativa.
El low cost nació con la crisis. La cuestión es si también morirá con él. ¿Mantendremos nuestros hábitos de consumo actuales o volveremos a los de 2007?