¿SABE SUIZA MÁS DE LO QUE APARENTA?
Suiza es mundialmente conocida por su carácter neutral. Han permanecido ajenos durante años (incluso siglos) a los conflictos que se iban sucediendo a su alrededor, provocando el recelo del resto de naciones. Dicha circunstancia ha sido no obstante aprovechada por los helvéticos para ir escalando posiciones y convertirse en una de las economías más estables no solo de la Unión Europea, sino del mundo entero. Suiza era el paradigma de la previsibilidad. Hasta ahora.
Todo comenzó con el comunicado del BNS (Banco Nacional Suizo) esta semana. De golpe y porrazo, la institución presidida por Thomas Jordan, anunciaba la “liberación” del franco respecto al euro. Los helvéticos abandonan el cambio mínimo del franco suizo a 1,20€, ya que la depreciación continua de la divisa común estaba mermando la capacidad de su moneda nacional, algo que además está acelerando su progresivo debilitamiento frente al dólar. Básicamente, se trata de dejar la valoración del franco en manos de los mercados.
Así, la entidad bancaria del país alpino ha declarado poner fin a una medida que buscaba proteger su propia economía tras la recesión, una era de incertidumbre en la que la mayor valoración del franco respecto al euro atraía el dinero extranjero y lo mantenía boyante.
Pero eso no es todo. El comunicado del BNS también contiene un segundo anuncio bomba. Los tipos de interés bajarán hasta el -0,75%, decisión que pretende contener el valor de la moneda suiza y que entrará en vigor el 22 de enero. Sorprendentemente, esta maniobra terminó provocando justamente lo opuesto: la divisa comenzó el día a 0,83€ para terminar alcanzando la paridad respecto al euro. En el intento por depreciar su moneda, la estoica Suiza se ha encontrado con una reacción aún más inesperada; si el objetivo era precisamente ahuyentar a la inversión extranjera, se puede decir que ha fracasado, aunque es pronto para interpretar los dictámenes de los mercados, sobre todo teniendo en cuenta el punto que viene a continuación.
Y es que todo hace indicar que los planes económicos de los helvéticos han sido ejecutados con cierta picardía. Diversos analistas y expertos coinciden: Suiza nunca toma decisiones gratuitamente. La fecha de entrada en vigor de los nuevos tipos de interés coincide con una reunión del Banco Central Europeo (BCE), reunión en la que se espera el anuncio de una ansiada medida: la activación de la flexibilidad cuantitativa (QE), que pretende generar una “lluvia de euros” sobre la Unión Europea y supone la compra de bonos por parte de la entidad presidida por Mario Draghi, lo que haría superfluo cualquier intento por parte de Suiza de gastarse dinero protegiendo su moneda.
Por tanto, ¿sabe Suiza más de lo que aparenta?
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