LAS DIVISAS DE LOS MERCADOS EMERGENTES
Desde principios de año hemos vivido dos claras etapas en la percepción de los inversores sobre el posible comportamiento de los mercados emergentes.
En la primera parte, la aversión al riesgo se acentuó debido a la tensión entre Ucrania y Rusia, la devaluación del peso argentino y la situación de Venezuela. Si a esto le añadimos las caídas en las materias primas, vemos como gran parte de las divisas emergentes reflejaron inmediatamente, una pérdida de valor.
Posteriormente hemos visto un movimiento de apreciación de la mayoría de esas divisas, que han recuperado lo perdido a principios del año. Tal es el caso del peso mexicano, el rand sudafricano e incluso el rublo. Entre las divisas que todavía no han alcanzado los niveles del principio del ejercicio encontramos el peso chileno, dada su correlación con la cotización del precio del cobre, una de sus principales exportaciones y cuyo precio ha sufrido fuertes bajadas.
Sin embargo, hay una serie de monedas que a la fecha no sólo han recuperado los niveles de cotización de finales de 2013, sino que muestran una apreciación continuada y se encuentran en niveles de máxima apreciación. En este grupo encontramos la mayoría de las divisas asiáticas (por la mejora de sus economías, que también ha impulsado al alza las cotizaciones bursátiles), y el real brasileño, apoyado en este caso por el turismo generado por la organización del mundial de fútbol.
Este movimiento de reposicionamiento en las divisas de mercados emergentes se ha debido en parte a la reducción de la inestabilidad en algunos países que habían generado las decisiones de reducir la exposición a los mismos. Adicionalmente, la falta de rentabilidad en los activos de los mercados más desarrollados ha generado un nuevo flujo de inversión hacia aquellos mercados que pueden ofrecer una mayor rentabilidad (emergentes).
No creemos que en las próximas semanas haya ningún acontecimiento que genere inestabilidad o que incremente la volatilidad en los mercados financieros, por lo que se deberían mantener los niveles alcanzados tanto por las divisas emergentes como por las cotizaciones de los activos de renta fija, crédito y renta variable en dichos países.
Dentro de las economías más desarrolladas, las rentabilidades se mantendrán por el momento en niveles mínimos para la renta fija (sobre todo después de conocer la revisión negativa del producto interior bruto en Estados Unidos en el primer trimestre).
Artículo de Jaime Madariaga