¿Somos como nos vemos, como nos imaginamos o como nos ven los otros? La respuesta correcta es que somos como nos ven los demás, ya que una cosa es la autoimagen que uno pueda tener de sí mismo y otra muy distinta es la imagen que proyecta en el resto de personas.

Y es que, el primer paso que se debe hacer para crecer como persona y alcanzar el autoliderazgo es aprender a conocerse uno mismo, es decir, hacer una labor de auto introspección lo más profunda posible para ahondar en cómo es o cómo cree que es para buscar esas acciones de mejora. Hay que buscar un enfoque lo más amplio posible, tener un objetivo que nos permita definir bien el plano más próximo, el medio y el de largo plazo.

José Vera, profesor del Máster Universitario de Gestión y Dirección de Personas de la Escuela de Negocios de la UEMC – UEMC Business School (Título oficial por la Universidad Europea Miguel de Cervantes) e Ingeniero Industrial por la Universidad de Barcelona, ha impartido una #UEMC Business SchoolOpenClass para dar a conocer la importancia del autoconocimiento y autoliderazgo en las personas.

«Toda persona que quiera mejorar debe definir, de la forma más amplia y detallada posible, cuál es el futuro personal y profesional al que se quiere enfrentar, cuál es su propósito en la vida. Debe analizar el estilo de autoliderazgo con el que quiere dirigir su propio camino y el de los que la rodean, pues el día de mañana tal vez tenga que aplicar todo lo aprendido a los empleados de una empresa que tenga a su cargo», afirma el profesor.

Por lo tanto, será clave elaborar un plan de acción que nos ayude a cubrir aquellos gaps, lagunas o diferencias que se hayan identificado en el autoanálisis, es decir, entre lo que nos gustaría haber encontrado y lo que verdaderamente hemos encontrado. Hay que corregir esos posibles puntos débiles que no se hayan descubierto con anterioridad y complementar nuestra formación en aquellas facetas en las que se tengan determinadas carencias.

AUTOCONOCIMIENTO

Para poder llegar a liderar el cambio, tanto personal como colectivo, hay que empezar por conocerse bien a sí mismo, hacer un análisis, una disección de nuestro carácter, cerebro, personalidad para poderla entender bien.

«Condición ‘sine qua non’ para ejercer un buen liderazgo es saber autoliderarse. Para ello es necesario conocerse a uno mismo, pero conocerse muy bien, lo suficiente como para ser dueño de tus propios actos, de tu propio destino. Si no te conoces bien a ti mismo no vas a construir tu propio camino y serán los demás los que lo hagan por ti», afirma José Vera.

No podemos olvidar que nosotros no somos como creemos que somos, sino cómo nos ven los demás.

Una buena herramienta para autoconocerse es llevar a cabo una evaluación 360º hecha por aquellas personas que nos conocen muy bien y que nos puedan y quieran ayudar en el proceso de autoconocimiento. Hay que empezar por hacer nuestro propio autoanálisis para pasar después a preguntar a las personas que están a nuestro alrededor que verdaderamente quieran y puedan ayudarnos. Y es que, si quieren y no pueden será malo, pero si pueden y no quieren, será peor.

El autoanálisis puede iniciarse por preguntas básicas como:

• ¿En qué me he formado?
• ¿Qué experiencia tengo?
• ¿Cuáles son mis puntos fuertes?
• ¿Cuáles son mis debilidades?
• ¿Qué puedo hacer para superar las debilidades?
• ¿Quiénes son mis competidores?

Para ello hay que establecer un plan de acción: ¿Qué quiero? ¿en qué tiempo? ¿a quién me dirijo? ¿cómo lo haré? ¿Qué público? ¿Qué alcance tendrá?. «Esto nos servirá para reforzar nuestras fortalezas, nuestras competencias. Estaría bien hacer un análisis DAFO de forma que al final podamos establecer un plan de mejora para compensar nuestras debilidades«, explica el experto.

Además, para definir bien el proyecto personal que queramos llevar a cabo hay que tener en cuenta qué es lo que sabemos hacer bien, qué es lo que nos gusta hacer y qué me ofrece el mercado en este sentido.

En cuanto al plazo en el que desarrollar este proyecto personal no hay que establecerse metas a corto plazo, sino más bien a medio y largo plazo en función de la dimensión del proyecto vital que se quiera desarrollar.

¡Ojo con el principio de ‘Peter’!

Laurence J. Peter  decía que “en cualquier tipo de jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta llegar a su nivel o umbral de incompetencia”. Esto quiere decir que, bien por ambición propia o porque alguien nos empuja, tendemos a alcanzar el umbral de incompetencia a edades muy tempranas. Hay que huir de esa situación y, si se llega a alcanzar ese nivel, que sea en la última etapa de vida profesional para evitar estrellarse contra ese techo que muy pocas personas están preparadas para superar.

AUTOLIDERAZGO

Para planificar el autoliderazgo se debe saber que es mejor tener controlado el presente para crear la base de cómo construir el futuro. Estableciendo objetivos enfocados al mencionado autoanálisis realizado previamente, la persona será capaz de conocer los principios sobre los que se debe sustentar el autoliderazgo y podrá establecer de forma más sencilla futuros cimientos.

Sin embargo, ante el autoliderazgo también pueden aparecer temores que hay que intentar identificar, afrontar y resolver adecuadamente para que no afecten a nuestro futuro. Y es que, planificar el futuro es un proyecto inmediato para el que hay que preguntarse: ¿qué quieres hacer? ¿cómo quieres vivir? y ¿dónde quieres trabajar?

«El liderazgo no es una posición o un cargo, sino una opción, una elección, una forma de ser, una acción». Stephen Covey

Por otro lado, un dilema muy típico que se plantea en la sociedad es el de si el líder nace o se hace. «Las dos cosas al mismo tiempo porque el líder debe tener madera para serlo, pero también haberla trabajado para avanzar. Por lo tanto, deben existir unas cualidades intrínsecas, que vienen de origen, como la humildad, honestidad, observación o sociabilidad; pero también cualidades extrínsecas, necesarias para mejorar las ya mencionadas cualidades intrínsecas y que se pueden adquirir, aprender para conseguir la condición de líder, como comunicación, orientación a resultados o estrategia», explica José Vera.

Por último, de un líder se espera que tenga suficiente inteligencia emocional, que sea prudente, que vaya por delante, que genere mutua confianza, que sea fuente de satisfacción, entre otras muchas cosas. Sin embargo, un verdadero líder, para ejercer como tal, tiene que tener voluntad de serlo y, sobre todo, tener seguidores.

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