Bajo de la denominación general de utillaje hablamos de una serie de herramientas y utensilios que se emplean en las procesos productivos de las empresas, así como los moldes incorporables a maquinaria.

No podemos dejarnos engañar, quizás por su escaso valor individual, el cual ya es de por sí relativo según el tipo y tamaño de la empresa de que se trate, ni por su la fugacidad en su uso, dado que algunos elementos pueden estar incorporados a una maquina durante años siendo el verdadero elemento de valor de la misma y que da sentido al proceso productivo.

Por tanto cuando nos enfrentamos a elementos de estas características hemos de fijarnos en los siguientes aspectos:

–Valor individual

–Frecuencia de uso

–Volumen de compras del elemento

–Aplicación física en el proceso productivo

-Y por supuesto, importancia relativa para una empresa en concreto

Y eso es así porque según esas características el tratamiento contable que recibirán será diferenciado.

Abordamos la casuística partiendo de la base de que existen elementos que funcionan de manera autónoma sin necesidad de maquinaria adicional y elementos que sólo cobran sentido si se encuentran a su vez incorporados a otros inmovilizados.

Valoración inicial:

Con carácter general toda compra de un activo se valora por su valor razonable que será el valor de la contraprestación entregada y/o comprometida más todos los gastos necesarios para que el elemento se encuentre en el patrimonio de la empresa.

Como comentamos inicialmente, puede tratarse de elementos de escaso valor relativo pero que en conjunto sean de un importe relevante para la empresa o que siendo pequeños elementos no autónomos sean partes separables de otro inmovilizado y tenga un valor relativo alto. En estos casos nace un activo material en la cuenta 214.

Si por el contrario, el valor relativo es escaso y se trata de elementos difíciles de llevar un inventario físico sobre su cantidad y estado de conservación, entonces se ha de llevar a resultados directamente la compra quedando recogida como un gasto en la cuenta 602.

Valoración posterior:

Si tenemos el utillaje activado en balance entonces se ha de distinguir la siguiente casuística:

-Si no forma parte de un proceso productivo general entonces es preciso llevar a cabo un inventario de los elementos recogidos en utillaje para conocer su cuantía, estado y valoración, dándose de baja aquellos inservibles y los consumidos. La baja la realizamos directamente contra la cuenta de activo 214, lo cual nos llama la atención porque se trata de un método de amortización directo, en contra de la norma general del inmovilizado material que se amortiza de forma indirecta a través de las cuentas 280 / 281 “Amortización del Inmovilizado Intangible / Material”, respectivamente.

El gasto queda recogido en la cuenta 659 Otras Pérdidas en Gestión Corriente directamente contra la 214 Utillaje.

-Si por el contrario forma parte de un proceso productivo integrado, es decir, puede tratarse de un molde, de forma que el proceso no tiene sentido si no se le incorpora el molde para conseguir unas piezas determinadas como producto final, entonces se le ha de estimar una vida útil y amortizarse con la norma general del inmovilizado material empleando las cuentas:

281– Amortización Acumulada del Inmovilizado Material

681-Amortización del Inmovilizado Material

No obstante, si inicialmente se había reconocido como gasto en la cuenta 602 – Compras de Otros Aprovisionamientos será en esa cuenta donde quede efectivamente recogido el gasto por consumo de utillaje correspondiente a este ejercicio. Esto se hace así por facilidad operativa cuando el utillaje hace referencia a pequeños consumibles de escaso valor que se adquieren de forma recurrente en el año o no, pero son significativos ni tan si quiera globalmente considerados y por tanto no desvirtúa la imagen fiel del patrimonio de la empresa.

Artículo de Carlos Gutiérrez Gómez

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