Mark Zuckerberg lo ha vuelto a hacer. Cuando medio mundo aún continúa comentando la multimillonaria adquisición de Whatsapp, el todopoderoso dueño de Facebook se ha propuesto dar tema de conversación al otro medio. Y eso, a pesar de que había asegurado que las “grandes compras” no iban a producirse a corto plazo (al menos).

Porque ¿qué son 2.000 millones de dólares en comparación a los 19.000 millones que costó la aplicación de chat más utilizada en el mundo? Esta “calderilla” es el precio que ha pagado la popular red social por Oculus VR, empresa que comercializa gafas de realidad virtual, cuyo uso mayoritario se da sobre todo en el sector de los videojuegos. “Oculus es diferente a cualquier cosa que haya experimentado en mi vida” declaraba Zuckerberg durante una conferencia reciente.

El propio CEO de Facebook se ha encargado de aclarar los motivos de este nuevo movimiento por parte de su empresa: «estamos haciendo una apuesta a largo plazo cuando la realidad inmersiva, virtual y aumentada se convertirá en una parte de la vida cotidiana de las personas». Pero, ¿cómo interpretar esa “apuesta”? Al parecer, la cosa iría mucho más allá de lo lúdico: con esta adquisición, Facebook estaría allanando el terreno para la nueva era de la comunicación, que requiere una tecnología aún por desarrollarse y que permitirá conectar personas en un mismo plano virtual. Tecnología que, a ojos de Zuckerberg, podría soportar Oculus.

Que Facebook está preparándose para los nuevos tiempos, no es un ningún secreto. Poco después de haber adquirido Whatsapp, anunciaba que compraba Titan Aerospace, una compañía fabricante de drones propulsados por energía solar. Diferentes expertos afirmaron entonces que con los aviones no tripulados, la red social podría intentar llevar Internet a las zonas más desfavorecidas, proyecto que Zuckerberg promueve a través de Internet.org. Sin embargo, resulta casi tentador imaginar que más usos podría dar la plataforma a estos drones (logística para empresas, ¿por qué no?).

Así mismo, el gigante tecnológico publicó recientemente sus avances en materia de reconocimiento facial, algo que está consiguiendo mediante su sistema DeepFace. Representantes de la red social han afirmado estar cerca de igualar en eficacia al cerebro humano a la hora de reconocer rostros, infraestructura que podría utilizarse para que los usuarios se logueen más rápido y de manera más intuitiva, por ejemplo.

Hasta el momento, poco o nada se sabe con seguridad acerca de la materialización de los proyectos comentados, así que cabe preguntarse: ¿qué estás tramando, Facebook?