FORMACIÓN IN COMPANY: MÁS CONOCIMIENTO, MÁS PRODUCTIVIDAD
Nunca te acostarás sin aprender algo nuevo. Ese debería ser uno de los principios regidores de la filosofía de las organizaciones. El mercado cambia constantemente y con él las empresas. Es necesario adaptarse a las nuevas formas de negocio y las nuevas tecnologías para poder mantener el ritmo de un sistema altamente competitivo y cambiante. Para ello es necesaria la formación constante.
Las dificultades económicas que atraviesan el mercado y la sociedad obligan a las empresas a reorientarse y buscar nuevos sectores en los que invertir y crear negocio, con la intención de aumentar su eficacia y competencia. Estas metas sólo serán alcanzables si los empleados poseen los conocimientos y las herramientas apropiadas para desarrollar adecuadamente su trabajo. El capital humano es el mayor activo de toda empresa, y como la maquinaria, ha de ser puesto al día.
La formación del personal no debe ser visto como gasto, sino como inversión, tanto para el empleado como para la misma organización. El aprendizaje es conocimiento y el conocimiento es innovación y desarrollo. Esto se traducirá a medio y largo plazo en riqueza. Por lo tanto, estamos hablando de un factor decisivo que afecta a la productividad y competitividad.
Al recibir formación, los trabajadores verán como aumentan sus posibilidades de optar a mayores responsabilidades, a un posible ascenso o incluso a un mejor salario. Se adquieren unos conocimientos y habilidades que permiten un posterior reciclaje laboral, mejoran las posibilidades de recolocación en caso de pérdida de empleo y, por supuesto, son garantía de estabilidad en el puesto que se ocupa.
Desde dentro de la propia empresa a veces resulta difícil detectar cuales son las necesidades formativas de la plantilla en general o de un trabajador en particular. Una buena formación in company será adaptada y personalizada. El empleado ha de percibirla como útil y accesible, sin que suponga una carga añadida a las funciones que ya desempeña. Si éste la percibe como un valor añadido para su currículum y su trayectoria profesional, vencerá la resistencia al cambio y la valorará positivamente.
Los empleados más susceptibles de recibir formación son los jóvenes recién graduados en busca de su primera experiencia profesional y los mayores de 45 años, especialmente en el área tecnológica. Por su parte, los trabajadores con más estudios, los de nivel superior y los obreros cualificados tienen mayores posibilidades de hacer cursos relacionados.
Los beneficios también existen para la empresa, que verá cómo aumenta la confianza del personal y la motivación de cada individuo. El trabajador se considerará valorado y tenido en cuenta al ver que la empresa decide invertir en él como miembro activo de la organización. Esto ayudará al sentimiento de cohesión y pertenencia, mejorando el employer branding y convirtiendo al trabajador en embajador de la marca.
La formación en empresas es clave para la innovación y el desarrollo y pone de manifiesto que el mayor capital con el que se puede contar es el de las personas. A mayor conocimiento, mayor riqueza.