Luz de gas: aprende a identificar esta forma de maltrato psicológico
¿Te suenan las frases “eres una exagerada», «eso nunca ha pasado» o «deja de ser tan sensible»? Son algunas de las frases que usan los abusadores para manipular a las víctimas cuando estas se quejan de alguna situación. Este tipo de manipulación se conoce como ‘Luz de Gas’ y consiste en negar la realidad, dar por sucedido lo que nunca ocurrió, o manipular la información para que la víctima llegue a dudar de su propia percepción, juicio o memoria.
Este término proviene de la obra de teatro británica Gas Light de 1933, posteriormente llevada al cine en 1944 por George Cukor. Se ha usado coloquialmente desde 1970 para describir los esfuerzos por manipular el sentido de la realidad de una persona.
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Si hablamos de este concepto en el ámbito laboral, sin ninguna duda estamos ante la estrategia más cruel de un jefe para minar a un empleado. Una ominosa forma de maltrato psicológico que empieza por confundir a la víctima y, si no se detecta a tiempo, puede llegar hasta a hacerle dudar de su cordura.
Según Sergio Edú Valsania, Coordinador y Docente del Máster en Dirección y Gestión de Personas de la Escuela de Negocios de la UEMC, “la Luz de Gas es un tipo de acoso muy sutil, maquiavélico y sibilino, que consiste en que el acosador/a hace dudar a la víctima de su memoria y/o cordura. Además, es común que el agresor elogie a su víctima en público mientras que le ataca en privado. Así no hay testigos y la víctima no puede acreditar ni demostrar que está siendo agredida y acosada».
El principal objetivo de la Luz de Gas es dominar y obtener poder sobre la víctima, que ésta dude de sí misma. Si se da en entornos laborales, que la víctima deje el empleo, o no opte a un ascenso o promoción, por ejemplo.
Además, los jefes son conscientes en todo momento de lo que ocasionan en sus empleados. Cuando se ataca a alguien se es conocedor de las consecuencias. De hecho, es una característica de este tipo de actos: la intencionalidad por parte del agresor/a. Por lo tanto, no se hace sin querer.
Los manipuladores siempre suelen usar las mismas técnicas, y una vez que se hayan aprovechado de su víctima y la hayan destrozado emocionalmente, irán a por otra. Las personas que hacen Luz de Gas suelen saber mentir muy bien. Esto provoca que la víctima, aunque sepa la verdad, dude de su propio juicio al ver que la mentira está diciéndose de una manera tan segura. Además, y aunque se tengan pruebas, el abusador seguirá negando los hechos de manera rotunda. Cuanto más lo hace, la víctima más se cuestiona la realidad.
Algunas de las situaciones que más se suelen repetir cuando hablamos de Luz de Gas son las siguientes:
- Mentir en detalles tontos: La otra persona miente en cosas pequeñas y hasta cierto punto absurdas, pero luego habla de ello con tanto convencimiento que hace dudar a la víctima. Y no solo eso, siempre te la contraria en todo, incluso en los temas más banales. Él siempre tiene razón y la víctima acaba mintiendo para adaptarse a su realidad y evitar conflictos.
- No se responsabiliza de sus propias conductas: Siempre te dice que el problema es tuyo e insiste en que «necesitas ayuda» o «estás loco». Es más, cualquier tipo de duda que manifiestes acerca de estas afirmaciones las convertirá en pruebas de que realmente estás «perdiendo la cabeza».
- Proyecta en ti sus carencias. Te trasladará sus rasgos negativos o desplazará hacia ti la responsabilidad de sus comportamientos. De este modo, tú acabarás aceptando que eres egoísta, cruel o retorcido justo las características que lo definen a él.
- Niega haber dicho cosas que le has escuchado. Da igual que tengas pruebas o la total seguridad de que escuchaste perfectamente lo que dijo; él lo negará con frases como «yo nunca he dicho eso, no hemos quedado en nada, ¿por qué te inventas cosas?». Se reafirma en su postura repitiéndolo una y otra vez y tú, para no discutir, acabas claudicando. La primera vez te quedas descolocado. A partir de la tercera es posible que empieces a dudar de ti mismo. Y así, cada vez le resultará más fácil que cedas. Llega un momento en que dudas no solo de tu memoria, sino de tu propia realidad.
- Disfraza de humor lo que es una humillación. El abusador justifica sus salidas de tono o sus comentarios hirientes asegurando que «solo era una broma» y ridiculizándote por ser «un soso» o «no tener sentido del humor». Esto ocurre en privado, pero también puede hacerlo en público. Recuerda: Si el chiste no te hace gracia, no es un chiste; si te sientes humillado, no es un chiste.
- Constantemente quita validez a lo que dices. Da igual de lo que hables y del grado de conocimiento que tengas sobre ello. Siempre te menosprecia, te lo discute todo y lo pone en tela de juicio: «Tú que sabrás».
Según el Coordinador del Máster Online Recursos Humanos, «se trata de una de las formas más sutiles de acoso laboral, no es lo mismo un abuso directo y manifiesto por el que te insultan directamente a esta fórmula, cuyo propósito es que la víctima empiece a dudar. Cuando esto sucede, cuando la víctima duda, es cuando empieza a producirse el daño y la agresión”.
Sergio Edú Valsania destaca que incluso no siempre son los jefes los que hacen esto: puede ser al revés o incluso entre iguales. Es un grave error pensar que esto sólo lo hacen los jefes. “Tampoco tendría demasiado sentido pues los jefes ya tienen su posición…y esta estrategia suele darse cuando se compite por algo, por ejemplo, un puesto de dirección”.
Consecuencias psicológicas de sufrir Luz de Gas
El primer paso para salir de esta situación es siendo consciente de ello, y después, posicionarse. En casos más extremos, es fundamental pedir ayuda, pero “siempre es necesario documentar y justificar los hechos, es decir la agresión/acoso”. De hecho, este es el punto más complicado para la víctima, pues la carga de la prueba recae sobre ella, y si no se demuestran los hechos y la intencionalidad en la agresión/ataque, “puede ser la víctima la que tenga problemas legales, pues el acosador/ agresor puede demandarle por injurias y calumnias”.
“Básicamente se detecta a este tipo de jefes porque sus actos son adversos para el buen funcionamiento del entorno de trabajo y generan tensiones y malos rollos entre las personas que trabajan con él/ella”, destaca Edú Valsania y añade que “cuanto más inteligentes son esas personas menos se les detecta, pero conforme disminuye su nivel de inteligencia, más evidentes son sus artimañas”.
Las personas que sufren ‘gaslighting’ no suelen reconocer el abuso emocional cuando está sucediendo, lo que crea un profundo sentimiento de confusión, incompetencia y miedo. La víctima empieza a poner en duda el funcionamiento de su memoria, llegando a pensar que sufre algún trastorno neurológico o psicológico. No confía en su propio criterio y buscará la aprobación de la persona manipuladora. Todo ello provoca una bajada del nivel de autoestima.
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Si crees que puedes sufrir de ‘gaslighting’, no dudes en pedir ayuda. Recuperar las relaciones sociales y ser consciente del problema ayudarán a sentirte mejor y ver las cosas desde otro punto de vista. La víctima no está «loca», está siendo manipulada. Acudir a un psicólogo puede ayudar a identificar el ‘gaslighting’ y a ponerle solución.
Los signos que indican que una persona puede estar sufriendo luz de gas son: Malestar, depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de seguridad en uno mismo, absentismo laboral, o incluso visitas al Psiquiatra.
Todo ello favorece el progresivo aislamiento de la víctima, lo cual impide que puede disponer de opiniones externas que desmonten el artificio, de esta forma la persona se vuelve insegura e incapaz de funcionar de forma independiente, lo que facilita el autocuestionamiento y destruye la confianza en su juicio, intuición y valía.
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