Neurociencia y la gestión de empleados
Un buen profesional de Recursos Humanos debe preguntarse ¿qué puedo aprender del mundo de la ciencia para tener nuevas herramientas que me hagan operar de una manera más eficiente y así ayudar a las personas de la empresa para que trabajen mejor? Hemos entrevistado a Pilar Vera, docente del Máster Oficial Online en Dirección y Gestión de Personas para que nos hable de la Neurociencia y la gestión de empleados.
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Son muchos los empleados, sobre todo cuando se trabaja en empresas muy grandes, que de cara a sus superiores, se sienten “un número”. Un número más, entre tantísimos empleados. Por suerte, en los últimos años, la inteligencia emocional está cogiendo impulso debido a los múltiples beneficios que supone tanto para los profesionales como para las empresas.
De hecho, la Inteligencia Emocional ha sido identificada por el World Economic Forum como una de las competencias más demandadas en el mercado de trabajo en 2020. Pero a pesar de todos los beneficios que ofrece la neurociencia, aún no ha conseguido calar en las organizaciones en cuanto a la gestión de empleados.
La neurociencia es una disciplina conformada por la interacción de varias ciencias, todas ellas empeñadas en arrojar luz sobre el funcionamiento del cerebro. Pilar Vera se cuestiona sobre cómo a la gente no le puede interesar la neurociencia y sus enseñanzas, “ya que uno de los mayores retos de las organizaciones en la actualidad es la gestión eficaz de los empleados y, en concreto, de sus cerebros”, indica la docente.
Cada vez son más las empresas que requieren de la fuerza intelectual de sus empleados, más que de la física; y aunque de la fuerza física se tratara, ésta también se gestiona desde el cerebro.
Según la docente del Máster Online Recursos Humanos, “la gestión de empleados tiene como misión alinear los comportamientos de los mismos con los objetivos del negocio, y los comportamientos son acciones que necesitan una motivación. La neurociencia nos aporta gran conocimiento sobre las motivaciones, sobre lo que nos mueve a los seres humanos a actuar de una determinada manera y lo que nos frena”.
Los incentivos externos para motivar a los empleados son una fuente muy limitada. La neurociencia nos ayuda también a comprender mejor cómo funcionamos las personas, qué palancas nos mueven a actuar de una determinada forma, y “esto es una herramienta que no podemos menospreciar a la hora de gestionar a los empleados”, matiza la docente de UEMC Business School.
Beneficios de la neurociencia y la gestión de empleados
La neurociencia nos muestra diferentes vías para entender el funcionamiento de las personas y poder contribuir a movilizarles hacia un objetivo. Por lo tanto, el beneficio para la empresa es bastante claro: se logra una gestión más eficaz de los empleados pues gracias a la neurociencia se muestran las palancas movilizadoras hacia los objetivos del negocio, así como los frenos que pueden existir dentro de las personas que nos impidan avanzar como empresa.
En cuanto a los beneficios para los empleados, gracias a la neurociencia, que nos muestra no sólo patrones comunes en el ser humano, sino también sus diferencias, “los empleados consiguen dejar de ser uno más entre muchos, pasando de ser un número a cobrar protagonismo de manera individual”.
En este sentido, Pilar Vera añade que “comprender también lo que nos diferencia, y no sólo las áreas comunes, permite al empleado un desarrollo personal y profesional mucho mayor, sin la limitación de una gestión homogénea, que puede dejar pasar desapercibidos los potenciales de cada profesional”.
Existen dos motivos, según la docente de UEMC Business School, por los que la neurociencia no ha calado aún en todas las empresas en cuanto a la gestión de sus empleados.
Por un lado “vivimos en la sociedad de la inmediatez en la que se buscan respuestas y soluciones rápidas a los problemas, o se busca avanzar a un paso de gigante en poco tiempo aunque eso suponga un estancamiento posterior o, peor aún, un retroceso”.
Por otro lado, “son muchas las ofertas que nos brindan los gurús de los Recursos Humanos, y las empresas se sienten muchas veces algo perdidas a la hora de elegir herramientas efectivas para la gestión de sus empleados”.
Gracias a la neurociencia, podemos llegar a obtener un conocimiento profundo de las personas, un hecho que nos va a permitir gestionar mucho mejor a los empleados, “pero en la mayoría de los casos un avance sólido requiere tiempo y dedicación y estas palabras no parecen encajar bien en el modo de gestionar actualmente”.
Por lo tanto, “utilizar de manera efectiva la neurociencia en una organización, requiere de formación previa así como de un trabajo de análisis de la propia organización, y que no todas las empresas están dispuestas a realizar. Después se emprendería un camino largo de implementación que si bien comenzaría pronto a mostrar beneficios, requeriría de tiempo para desarrollarse plenamente”.
El papel de los directivos y la neurociencia
Entender y aplicar la relación entre los Recursos Humanos y la Neurociencia beneficiará a la empresa, pero también es fundamental que así lo entiendan los directivos. La neurociencia permite convencer a los líderes empresariales de que vale la pena invertir en ella porque no se trata sólo de ideas u opiniones, sino que detrás hay evidencia empírica y científica.
Otro argumento para convencer a los líderes es que trabajar la comprensión del cerebro es atractivo porque no tiene que costar dinero extra y no necesariamente requiere que los directivos hagan mucho más trabajo. La neurociencia ayuda a entender a la gente y a que consigan lograr un mayor rendimiento.
Según Pilar Vera, “hay excelentes directivos con una inteligencia emocional desarrollada que, junto con el resto de inteligencias, consiguen dotar a sus equipos de las herramientas necesarias para poder hacer y la motivación necesaria para querer hacer”.
Pero muchos otros, añade la docente, “ocupan su tiempo en dar una imagen hacia fuera de la organización, de líder fuerte centrado en los resultados, como si los resultados no fueran el fruto del buen hacer del equipo, sino de una estrategia bélica que sólo resulta exitosa si al final el directivo aparece en la lista de los vencedores”.
Pilar Vera considera que hemos avanzado mucho en las últimas décadas y son muchos los programas formativos de postgrado que incluyen el desarrollo de la inteligencia emocional en sus materias, pero “aún queda mucho camino por recorrer”.
De hecho, ella, en sus clases de “Estrategias de motivación” de la asignatura “Comunicación, participación y clima” de nuestro Máster Oficial Online en Dirección y Gestión de Personas, les habla de neurociencia y de inteligencia emocional.
Por suerte, ahora la generación que está en la etapa escolar, lo tiene claro. No son sólo nativos digitales, sino que “la inteligencia emocional está siendo una parte explícita de su formación”.
Precisamente, uno de los aprendizajes que nos ofrece la neurociencia en los últimos años, es que el ser humano puede aprender a lo largo de toda la vida, y no sólo en las primeras décadas de existencia como antes se pensaba.
Por lo tanto, “aún estamos a tiempo todos los directivos, tengamos la edad que tengamos, de incluir la inteligencia emocional y todo lo que la neurociencia nos ofrece, en la gestión de nuestros equipos, si queremos tener éxito en un mundo donde “la zanahoria y el palo” ya no tienen el poder de antaño”, señala la docente de UEMC Business School.
Psicología Organizacional Positiva en la neurociencia
La neurociencia nos muestra claramente la espiral negativa que provoca el miedo. Cuando un empleado, ante una situación difícil, siente ansiedad, estrés o miedo, cambia su manera de ver el mundo. Comienza a ver las pequeñas amenazas mucho más grandes de lo que realmente son, e incluso las ve donde no las hay.
En situaciones de incertidumbre los “¿Por qué no me ha saludado mi jefe esta mañana?” o “¿De qué estarán hablando en esa sala?” proliferan en uno mismo y además se contagian. “Si mi jefe o mis compañeros sienten miedo, ese sentimiento se extiende”, aclara Pilar Vera. Por lo tanto, ante esta situación “los empleados son menos capaces de concentrarse en sus tareas y su memoria se ve afectada”.
¿Sabías que el cerebro, ante la incertidumbre o el estrés, se vuelve como el de un adolescente, más emocional y con dificultades para pensar con claridad?
Pero la espiral sigue, añade Pilar Vera. “Cuanto más se reduce la capacidad de pensar claramente y de realizar bien las tareas, el nivel de estrés aumenta, y por tanto la capacidad de hacer bien el trabajo sigue cayendo. Justo cuando las organizaciones necesitan a su gente más centrada y pensando con claridad, el impacto del estrés en su cerebro consigue lo contrario”.
La amenaza que percibe el empleado ante una sensación de estrés prolongado se traduce en temor y éste lleva a nuestro cerebro a un comportamiento defensivo que puede suponer:
- Bloqueo mental.
- Repetición de patrones aprendidos y ejecutados en el pasado.
En este sentido, las empresas, ante una situación difícil, lo último que necesitan es que los empleados repitan las mismas rutinas que han conducido a dicha situación, o peor aún que se bloqueen. “Las empresas necesitan de la creatividad de sus empleados para encontrar solución a la dificultad que afrontan, energía para el cambio y no para la repetición”, aclara la docente.
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Por lo tanto, cuando hablamos de Psicología Organizacional Positiva en la neurociencia, nos referimos a “la gestión en positivo, que informa en una situación difícil e implica al empleado en la búsqueda de soluciones, la que genera oportunidades de cambio y mejora, la que genera en el cerebro un estímulo hacia la participación y la creatividad que necesita la empresa en ese momento y refuerza el compromiso de los empleados”, finaliza la docente.
En UEMC Business School apostamos por la neurociencia y por formar líderes resilientes con inteligencia emocional. Si quieres adentrarte en el mundo de la gestión de las personas, no lo dudes. ¡Tenemos convocatoria abierta!